2022-06-06

POR JULIO CASANOVA

El periodismo argentino en los tiempos de la crisis

SALTA (Por Julio Casanova para Voces Críticas) Las primeras ideas de Patria, de gobierno propio y de instituciones republicanas que tuvo esta tierra argentina en sus albores encontraron en el periodismo la fragua en la cual se colaron a través de artículos los deales que moldearon la fisonomía de aquel país incipiente.

Los diarios precedieron a la misma Revolución de Mayo: El Telégrafo Mercantil, inspiración de Manuel Belgrano desde el Consulado y la Gazeta de Buenos Aires, creación de Mariano Moreno, fueron los iniciadores de la chispa del pensamiento local, abrieron el paso a los cambios de gobierno, lucharon contra Rosas y guiaron los pasos la Constitución. De la inspiración de los primeros periodistas nacieron las primeras leyes, las reformas sociales y por supuesto, también los golpes de estado que pulverizaron a la República.

Líneas directrices para comprender la importancia angular del periodismo en los procesos históricos de este país donde nada de lo hecho entonces, de lo que se hace ahora e incluso de lo posible por hacer en el tiempo de la pospandemia será posible sin el periodismo como protagonista que lo proponga, lo analice y lo eche al debate social.

Como se demuestra, periodismo y poder han formado a lo largo de los dos siglos de vida institucional argentina un ciclo existencial, ora acompañándose, ora disputándose las ideas y los espacios, pero siempre las plumas preparando el camino que más tarde el poder habrá de transitar.

En ese tránsito bicentenario el periodismo ha mutado desde aquel idealista y vocacional hacia uno llamado “militante”, desde el pensador al formador de opinión o “especializado”, donde la liturgia dejó paso a la construcción de espacios de poder, generando una prensa politizada que en no pocas ocasiones perdió su fin último cual era el ciudadano a quien debía formar e informar.

Así, de factor de presión, el periodismo en muchos casos pasó a ser factor de poder, incluso parte integrante de éste último. Ejemplo de esto son los procesos golpistas donde la prensa anunciaba y acompañaba la caída de los gobiernos constitucionales en una clara contradicción de principios y objetivos. Pero así se hizo la historia contemporánea argentina.

Frente a un complejo panorama socioeconómco, con una sociedad cada vez más caótica, la función social del periodismo vuelve a recuperar su centralidad, esta vez como agente pacificador y como constructor de una nueva realidad más sustentable para los argentinos.

El país venidero tendrá en el periodismo a un protagonista que deberá actuar demostrando que está a la altura de las circunstancias del cambio de época al que asiste la humanidad. La tarea de los hombres y mujeres de la pluma es tanto más grave cuanto más compleja es la realidad que se propone. Sólo de esta manera volverá como en los tiempos iniciales a ser aquel esencial factor de transformación mental y estabilidad democrática.

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