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VIVIR CON MIEDO

Cuarentena salvaje de Zamora para Santiago del Estero: ¿Cuáles son los verdaderos motivos?

El sistema sanitario deficiente que hace años denuncian los médicos

Santiago del Estero (Fuente: Twitter)

(Corresponsalía Santiago del Estero) Santiago del Estero sufre. Los ciudadanos no están listos para resistir una medida que a todas luces está mal, que hace daño, que sólo sirve para tapar los desvaríos del gobernador Gerardo Zamora.

La culpa no es del santiagueño que, por una cuestión de supervivencia decide salir por las calles de la ciudad Capital, tampoco es del tipo que fue a dos médicos para que lo revisaran y lo mandaron a la casa y, como todos, se fue a comer un asado con la familia.

La culpa es de un sistema que se cae a pedazos, porque hace años los médicos santiagueños de los hospitales estatales denuncian que el sistema sanitario de la provincia no resiste ninguna contingencia.

Todos los respiradores que Santiago del Estero debería tener, las camas, los insumos médicos que faltan están en el autódromo de los niños ricos, o en el campo del golf de los amigos millonarios. También están en las ostentosas torres de vidrio de los funcionarios obsecuentes.

Hoy la sociedad está encerrada creyendo que es por culpa de un tal Ávila, pero la realidad es otra, y la gente tiene miedo de decirla en voz alta. Estan encerrado porque Gerardo Zamora destinó el dinero de los hospitales en su última obra de gran envergadura, como el Estadio Único que, con suerte, albergará uno o dos partidos importantes desde ahora hasta que lo demuelan.

Los verdaderos motivos del encierro

Gerardo Zamora tiene terror de que la enfermedad deje al descubierto sus desmanejos económicos, de que la gente se queje y cuestione. Tiene miedo que su buena imagen a nivel nacional sea expuesta luego de años de malas inversiones.

El encierro no es culpa de la sociedad, es responsabilidad de un gobierno que durante años priorizó la estética de una provincia que no tiene agua potable, que ante una emergencia sanitaria apela al encierro, reforzando las medidas a fuerza de látigo. La desidia, el desinterés y la plata de los pobres fue gastada en la diversión de los ricos

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