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Daniel Córdoba: "Aprender ciencias, es ver al mundo en alta definición"

Voces Críticas dialogó en exclusiva con el profesor de física, quien nos cuenta la historia de cómo surgió su taller y cuál es su objetivo. Admirado por muchos, su modo de enseñanza es objeto de estudio

Daniel Córdoba: "Aprender ciencias, es ver al mundo en alta definición"
Por Redacción Voces Críticas
miércoles 31 de julio de 2019

SALTA.- (Redacción) Voces Críticas dialogó en exclusiva con el profesor Daniel Córdoba, quien nos cuenta la historia de su taller de física y cómo ha ido madurando hasta la actualidad.  "Es un taller al que no van por obligación, ni porque necesitan de ese curso para recibirse. Lo hacen por gusto, y así aprenden.

El profesor Córdoba, es un grande y admirado por muchos.  Reúne a más de 200 alumnos los sábados.Se convirtió en una fuente de ingresantes al prestigio Instituto Balseiro, pero sobre todo, su modo de enseñanza es objeto de estudio de muchos. 

V. C.: ¿Desde hace cuánto tiempo trabaja con el taller de Física?

D. C.: El objetivo principal del taller de física es ampliar las perspectivas de la física hacia terrenos desconocidos de la escuela media, para que los alumnos adquieran habilidades del pensamiento científico que a veces no se promueve. Esto empezó hace muchísimos años, en 1991, a través de las Olimpiadas de Física, en el colegio secundario de la Universidad Nacional de Salta; y a lo largo del tiempo, se fue haciendo un curso que no era para las Olimpiada de Física, sino un curso abierto a todo el mundo. Ahí fue donde hubo una notable performance en los chicos porque se empezaron a enganchar, personas que nunca pensaban engancharse con las ciencias duras, y de pronto olímpicos participan en las olimpíadas también.

El principal objetivo es que los alumnos adquieran modos de ver propios de la física, siempre insisto que aprender ciencias, es ver al mundo en alta definición; y si uno empieza a trabajar con una metodología particular, desde la edad temprana, se dan situaciones de chicos qué estudian en el Balseiro. Nuestro objetivo no es que los chicos ingresen al Balseiro, sino que los chicos entiendan que aprender ciencias es estar permanentemente con un problema no resuelto en la cabeza y cuando conviven con el estado de desesperación y son tolerantes a la frustración tienen más posibilidades de ingresar al Balseiro, porque lo que caracteriza a la gente del Balseiro es estar con un problema permanentemente no resuelto hasta que te salga.

V. C.: ¿El taller ha generado que un 20% de los estudiantes del Balseiro sean salteños?

D. C.: Sí, hay muchos chicos de Salta en el Balseiro. El primero que entró fue en el 95, ya han entrado muchos chicos que ahora son investigadores del CONICET. Hay muchos chicos que pasaron por el taller y están siguiendo su carrera científica fuera del país. Es relevante y la gente nos conoce por los chicos que entran al Balseiro, pero este no es el objetivo máximo, si un chico es alentado a entender que el talento está en la perseverancia estas cosas se dan y nos pone muy orgullosos.

En estos últimos tiempos han entrado 9 chicos a los institutos de la comisión de energía atómica, de los cuales, 4 de ellos son del Balseiro, 4 son del instituto Beninson y uno de ellos ha entrado al instituto Sábato que forma ingenieros en materiales. Estamos muy contentos por el grupo nuevo, que justamente el lunes empezaron las clases. Algunos de los chicos nuestros tienen como docente a otros chicos que pasaron por el taller, esto cierra un ciclo que comenzó hace muchos años.

V. C.: ¿Cómo se llega a convertir un taller de física en un semillero de científicos?

D. C.: Siempre, insisto que las cosas nos salen por viejos y no por buenos. Tenemos muchos años en esto y más sabemos lo que no hay que hacer, que lo que hay que hacer. Se comenzó trabajando con un grupo muy chiquito de chicos y chicas, y empezamos a trabajar tratando de enseñar una física muy distinta a la que se veía en clase. Una física que hacía énfasis en la historia del pensamiento, la historia de la física y cuando menos se daban cuenta venía un desarrollo formal. Vimos que este modelo podía ser extrapolado a más chicos y este es el modelo que hoy en día subsiste todavía. Es un modelo de enseñanza, en el cual la fórmula no es lo primero que se pone en el pizarrón, como suele ocurrir en las clases de física, sino se insiste en las ideas de cómo surgió la historia del pensamiento científico, los experimentos, los conceptos, que esto es mucho más importante que andar poniendo desarrollos formales matemáticos que a veces aleja a los chicos del grupo.

V. C.: ¿Recuerda la primera clase que dio en el taller en el año 91?

D. C.: Sí, la recuerdo claramente. Era una clase en la cual estábamos esperando informar a los chicos, que se iban de viaje de egresados, que había una olimpiada de física que me parecía interesante que pudiéramos participar. En ese grupo participaron cinco chicos y habían tres chicos, de los cuales dos de ellos, se engancharon con la física por discusiones que teníamos fuera del aula.

Una ventaja que tiene el IEM, es que los docentes aparte de dar clases normales podíamos ampliar un poco las cosas que dábamos en las clases, en los laboratorios. Es así, que dos chicos se engancharon, por estas horas fuera de clase, y así comenzó el taller integrado por 5 chicos que tenían un entrenamiento duro, tres de ellos viajaron a Córdoba y obtuvieron el segundo premio; uno de ellos es profesor del Balseiro en la actualidad; otro es doctor en ingeniería electrónica en Canadá; el otro es médico y está en España haciendo trabajos de investigación y desarrollo.

V. C.: ¿Lo pone contento el hecho haber tenido en un primer momento 5 estudiantes y ahora tener un anfiteatro lleno?

D. C.: Sí, sobre todo por el contexto de como nació. En un primer momento no era bien visto el hecho de trabajar en talleres, ahora se trabaja muchísimo en este sentido. En ese momento había mucho énfasis, en decir, que se tenía que enseñar en el aula, yo siempre insistía que el aula no necesariamente era el lugar, porque uno en el aula estaba dominado por el tiempo, esperando el timbre; poder ampliar a terrenos distintos del aula era lo más importante. Creo que el taller ha ido teniendo muchos cambios, sobre todo con respecto al apoyo. Durante muchísimos años no teníamos apoyo, e incluso éramos clandestinos con un taller que no tenía oficialización.

Hoy nos apoya la universidad y el Gobierno de la Provincia de Salta, a través del Ministerio de Educación. En estos últimos tiempos tenemos el apoyo de la Cooperadora Asistencial de la capital, que sin este apoyo hubiera sido muy difícil poder mantener un anfiteatro lleno de chicos. Fue un gran esfuerzo y tenemos una gran alegría por los logros y los reconocimientos que se han venido teniendo en los últimos tiempos.

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