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Virgen de la Candelaria: misterios de una antigua devoción salteña

Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña sigue incólume con el paso del tiempo, esperando a los fieles durante todo el año, pero por sobre todo el 2 de febrero

Virgen de la Candelaria: misterios de una antigua devoción salteña
domingo 02 de febrero de 2020

SALTA.- (Carolina Mena Saravia para Voces Críticas) Hoy, 2 de febrero, se celebra la fiesta de la Virgen de la Candelaria. Te contamos sobre esta gran devoción.

Virgen de la Candelaria: misterios de una antigua devoción salteña

El 2 de febrero se celebra la fiesta de la Virgen de la Candelaria, advocación que tiene su origen en Tenerife, España. Cuenta la tradición que en el año 1392 dos aborígenes guanches pastoreaban su ganado, pero al llegar a un barranco vieron con asombro que los animales no avanzaban ni un ápice del sitio donde se encontraban.

Imagen restaurada por el artista Gustavo Ibarguren

Uno de los pastores se acerca al lugar y divisa en lo alto una imagen de madera de una mujer, de aproximadamente un metro. La misma sostenía en su mano izquierda una vela y en el brazo derecho cargaba un niño con un pajarito de oro en sus manos. Hoy la Virgen de la Candelaria es la patrona de Canarias, venerada en la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria en Tenerife.

Misterios de la Virgen de la Viña en Salta

En Salta, la iglesia de la Viña alberga la imagen cuyo culto “encuentra sus orígenes en la frontera chaqueña, al este de Salta. Allí se edificó una capilla en la estancia de La Viña, en el valle de Siancas, actual localidad de Campo Santo en el departamento de General Güemes”, consigna Telma Chaile en su trabajo “La tradición de la Virgen de la Viña. Construcción colectiva y homogeneización de los relatos devocionales en Salta, Argentina, a fines del siglo XIX-principios del XX”.

Los ataques de indígenas chaqueños durante los primeros años de la década de 1730 pusieron en peligro la labor colonizadora en la zona, llegando a provocar incluso cierto retroceso pues los asaltos eran feroces dejando como consecuencia muerte, saqueos y toma de rehenes. No importaba cuán cruentos eran los embates, la Virgen de la Candelaria protegía a sus habitantes.

           Antigua estampa de la Virgen de la Candelaria del artista Gustavo Ibarguren

Entre 1735 y 1736 las embestidas se fueron incrementando en los valles de Siancas y de Lerma, y “en uno de esos avances, la estancia de La Viña y su capilla fueron invadidas e incendiadas, por lo cual la imagen de la Virgen tuvo que ser trasladada a la ciudad”. Según consigna Julián Toscano, la Virgen tenía “heridas de flecha en frente y carrillo izquierdo de la cara. Manaron sangre. Intento para degollarla”.

El destino de la imagen del Niño sufrió un largo derrotero, dado que fue “tomado cautivo por una india que lo cargó durante seis meses en su yica o bolsa sobre las espaldas”, afirma Julián Toscano en 1901. Conocido como el “Niño cautivo", allí no solo cuidaba a los indios que lo retenían dándoles pan cuando necesitaban y custodiaba sus ovejas, sino que “la indígena recibió el bautismo y vivió en el santuario de la ciudad”. Al tiempo fue rescatado “por una batida” y cuenta la tradición que gotas de sudor se vieron en el rostro del Niño y de la Virgen, así como también que la Virgen de la Candelaria nunca desamparó a quienes acudían en su ayuda durante la peste de viruela de 1749.

Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña sigue incólume con el paso del tiempo, esperando a los fieles durante todo el año, pero por sobre todo el 2 de febrero para la fiesta de la Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta de la Luz o la fiesta de las Candelas, varios nombres para celebrar un solo acontecimiento: la gloria de Dios en la tierra.

Carolina Mena Saravia

 

 

 

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