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FESTEJOS DEL DÍA DEL TRABAJADOR EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Primero de Mayo: ¿cuál es el origen de la celebración del Día Internacional del Trabajador?

Los reclamos salariales de trabajadores de Estados Unidos en el año 1886 fueron el inicio de revueltas para reclamar derechos laborales; lo curioso es que ese país lo celebra en el mes de septiembre

Primero de Mayo: ¿cuál es el origen de la celebración del Día Internacional del Trabajador?
Día luminoso. Óleo sobre tela. (Imagen cedida por el Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín).
Día luminoso. Óleo sobre tela. (Imagen cedida por el Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín).
viernes 01 de mayo de 2020

MUNDO.- (Por Carolina Mena Saravia para Voces Críticas) El Día del Trabajador se celebra el primero de mayo y el origen se remonta al año 1886 para recordar a los llamados “mártires de Chicago”, sindicalistas anarquistas ejecutados porque se sublevaron en reclamo laboral. Este año, en plena pandemia ocasionada por el coronavirus en el mundo, un alto porcentaje de trabajadores se encuentra cumpliendo el aislamiento obligatorio impuesto por las autoridades de gobierno de los distintos países.

¿Qué pedían esos trabajadores allá por 1886? Su reclamo se centraba en la reducción de la jornada laboral de dieciséis horas a ocho horas diarias. El presidente de Estados Unidos de ese momento, Andrew Johnson, cede a las peticiones promulgando la franja horaria de ocho horas para todo trabajador. Pese a esto, los empresarios no acataron la medida y los operarios de la ciudad industrial ubicada en Chicago se levantaron en huelga.

¿Quién fue el líder de los revolucionarios que alzó la bandera anarquista? Los levantiscos no gozaban de buena fama en aquel entonces, ya que la sociedad los consideraba antipatrióticos, rebeldes y locos. Su cabeza principal fue Albert Pearsons, que convenció a una nada despreciable cifra de alrededor de 80.000 trabajadores. Había quienes consideraban que era una acción indigna, como si quisieran cobrar un sueldo sin brindar a cambio contraprestación alguna.

El sábado primero de mayo de 1886, 200.000 trabajadores comenzaron con la huelga en Chicago, ciudad donde sufrían las peores condiciones, y los levantamientos continuaron durante los días 2 y 3 de mayo. El problema se extendió a varias ciudades y el número ascendió a 400.000 operarios en alrededor de 5.000 huelgas declaradas. ¡Todo un número que llevó a pensar a las autoridades norteamericanas que se trataba de un verdadero alzamiento anarquista!

Chicago en el centro de la tormenta

Fue también el 1 de mayo cuando los empleados de la fábrica McCormik de esa misma ciudad estaban manifestando en la puerta de la empresa, y la policía desató una represalia. El conflicto se extendió por varios días más en el que continuaron muriendo obreros, hasta que al cuarto día de enfrentamientos se produjo el siniestro conocido como “atentado de Haymarket”, donde una bomba contra las fuerzas policiales explotó.  

Se declaró el estado de sitio con toque de queda en Chicago y detuvieron a cientos de trabajadores acusados del asesinato del policía muerto en la detonación. Algunas columnas de prensa los tildaban de “rufianes”, “gentuza” o "rojos comunistas". El 21 de junio de 1886 se dio inicio a la causa contra los 31 obreros acusados, reduciéndose luego la cifra a ocho. Los acusados fueron declarados culpables, con condenas a prisión y ejecución en la horca.

La perspectiva siglo XX

Durante el siglo XX fue creciendo la posibilidad de declararla una jornada para el recuerdo, extrayendo de ella el tinte trágico que se manifestó en la revuelta de Chicago. La Segunda Internacional (organización integrada por los partidos socialistas y laboristas para coordinar su actividad), en Ámsterdam, solicitó dejar de trabajar del  día primero de mayo, buscando que la jornada adquiriera de esa forma mayor relevancia. Así fue como se acercó el Primero de Mayo al concepto festivo, y en los últimos tiempos se quitó el primigenio matiz dramático para centrarlo en el Día Internacional del Trabajo como reconocimiento al trabajo en sí mismo.

La Iglesia estableció en 1954, a través del papa Pío XII, la festividad de San José Obrero, el 1 de mayo, declaración efectuada en el centro de la cristiandad, la ciudad de Roma, más precisamente en la plaza de San Pedro, buscando también alejar todo recuerdo socialista, comunista y hostil a las celebraciones; por el contrario, enalteciendo las conquistas sociales de cara a la doctrina social de la Iglesia, el obrero católico y su lugar en el trabajo diario como reivindicación de derechos y oportunidades.

Pero más curioso aún resulta que países como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, entre otros lugares, no lo celebran el primero de mayo, sino en septiembre y octubre, como en el caso de los dos primeros, o en distintas fechas acordadas a lo largo del año. 

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