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DENUNCIA: LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS Y DE LA BUROCRACIA EN JUJUY

El pueblo de Uquía clama por su iglesia, patrimonio histórico nacional con un futuro incierto

La “pandemia burocrática” se apoderó de la iglesia de Uquía, el pueblo se moviliza para salvarla

Iglesia de Uquía
viernes 26 de junio de 2020

JUJUY.- (Por María Carolina Mena Saravia) La noche se apoderó de Uquía, un pueblo ubicado en la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, a tan solo 116 kilómetros de San Salvador de Jujuy, su capital. El pueblo en un grito ahogado pide desesperadamente por su iglesia, patrimonio histórico y afectivo desde sus raíces, cuando se terminó de construir allá por el año 1691 por don Domingo Vieyra de la Mota, de familias tucumanas, que se desempeñaba como vicario y juez eclesiástico en ese mismo año, pero que no permanecía mucho tiempo en Humahuaca debido a sus múltiples ocupaciones.

La familia Vieyra de la Mota tenía raíces tucumanas y, como protectora de la Compañía de Jesús, la capilla posee fuertes tintes jesuitas. Al morir don Domingo se designa heredero a su hermano José Vieyra de la Mota.

Uquía formó parte de la  encomienda de Humahuaca a fines del siglo XVI y al extinguirse la misma pasó a manos de la familia Zárate, con un paréntesis de pocos años antes de desaparecer la encomienda. En esta historia de intenso amor de un pueblo a su patrimonio y por qué no de su iglesia al pueblo de Uquía es donde se hunde la espada de la incertidumbre ante un presente dudoso, sin adelantos en la obra iniciada en el mes de noviembre de 2019 y que tenía como objetivo el apuntalamiento de la estructura de la iglesia. Entre los bienes del monumento histórico se encuentran nueve óleos de ángeles arcabuceros, el altar es muy importante y posee dos cuadros de igual envergadura.

Antecedentes del problema

 “Este tema arranca el año pasado con problemas de humedad sobre uno de los muros, porque  por el estilo que tiene el techo hace que apoye de un modo particular en los muros y hubo que descolgar alguno de los cuadros”, explica Patricia Tilio de Baspineiro, oriunda de Buenos Aires, pero enamorada de Uquía, a tal punto que hizo de este pueblo su hogar. El tema pasó inmediatamente a Patrimonio de la Provincia de Jujuy, a manos de Valentina Millón, que se desempeñaba como funcionaria en ese momento. “Ahí se toma bien porque está muy bien encarado, se dio a CONICET para que haga una investigación porque la iglesia tiene muchas restauraciones en sus años desde 1691 y no hay registros”, explica Patricia.

Dos meses llevó hacer el relevamiento de datos del CONICET, detectaron que en una construcción de barro se usaron materiales que no corresponden con la identidad del edificio como el cemento. “Se determinó que primero había que levantar el techo…, cada intervención hizo más mal que bien”, aclara. Se establece un presupuesto y Patrimonio consigue de Nación un anticipo de esa suma, y   a fines de octubre se desaloja la iglesia, se sacan los cuadros en eso tiene intervención la familia Barconte, que está a cargo de la iglesia, y la obra empezó el 1 de noviembre de 2019.

Al no haber un lugar seguro para guardar los cuadros coinciden en guardarlos en la prelatura de Humahuaca. El traslado distó mucho de guardar las normas para el transporte de tan valioso patrimonio, cuentan incluso los lugareños que se pararon a almorzar y quedaron “a la intemperie”, no fueron embalados y se llevaron en camionetas sin el menor resguardo, “uno sobre el otro, apenas cubiertos con una lona”.

La idea era convocar a gente del lugar que conozca sobre los materiales y la forma de construcción, que se transmite “de boca en boca”, de generación en generación. Incluso para el CONICET era algo distinto porque “ellos iban a aprender de esta experiencia novedosa, un vuelta y vuelta, a eso se apuntaba”, cuenta Patricia.

Al iniciar las obras ya se avecinaban las épocas de lluvia. Como sucede a veces con la burocracia estatal pasa de manos de Patrimonio a Infraestructura provincial. “Tiene otro modo de trabajar, Infraestructura trabaja con empresas privadas, con otro tipo de construcción que nada tiene que ver con estas construcciones antiguas; sabemos que es la misma empresa que se encargó de remodelar el cabildo de San Salvador”, aclara.

La gente del pueblo fue dejada a un lado, los artesanos ya no contaban. Se trabajó dos meses, cuando empezó la empresa nueva fue la gente de Uquía “con conocimiento ancestral a ofrecerse”, pero ni siquiera se la consultó. Desde enero no se retomó la obra oficialmente, cada tanto “aparecían dos o tres operarios, después desaparecían pero continuo no hubo nada”, denuncia Patricia.

Un pueblo afligido, clama por su iglesia

El pueblo, desesperado, comenzó a movilizarse. “Recuperemos la Iglesia de la Santa Cruz y San Francisco de Paula”, se convirtió en el lema. Haciendo uso del arma más potente de los últimos tiempos, las redes sociales, Patricia Tilio comenzó a subir fotos a su Facebook contando la penosa situación de patrimonio “uquiceño”, entonces se puso de acuerdo con un vecino, Waldo Gutiérrez, que vive en San Salvador, y elaboraron una página para estos fines.

Los cuadros de los ángeles arcabuceros están a buen resguardo del obispo prelado de Humahuaca, monseñor Félix Paredes Cruz, que autorizó a Patricia a visitar el lugar donde se encuentran. “Mucha gente se inquietó cuando vio el traslado, están las fotos. Permanecen bien guardados, en un lugar seco, con rejas, embalados en forma individual, parados y no acostados”, refiere y resalta la actitud del obispo coadjutor.

“Hicimos esta movida para preservar la iglesia”, explica Patricia, agregando que el traslado de las cosas y lo que hoy está sucediendo no formaba parte de la hoja de ruta programada anteriormente con las autoridades. Además de los nueve ángeles arcabuceros hay dos cuadros más muy importantes, uno de “un pintor cuzqueño, que tuvo mucha incidencia en el marquesado de Yavi”, y el otro cuadro está enmarcado, forma parte del altar, y son dos imágenes de la Virgen de la Leche.

En la iglesia de Uquía aguarda el cuadro original de san Francisco de Paula, patrono que le otorga el nombre, que espera pacientemente la restauración y la vuelta de las obras que componen el bagaje histórico y cultural de la iglesia y el altar. La santa cruz es otra reliquia que permanece en Uquía, “tal vez debía haber sido trasladada también”, reflexiona Patricia.

“El altar hoy por hoy también está en riesgo”, pues se encuentra cubierto a la mínima expresión y detrás del mismo. La pared fue privada de su revoque, en estas “reformas” efectuadas por la empresa a cargo de la restauración.

El tiempo pasa y las cosas no pueden quedar en el olvido. Uquía tiene un patrimonio cultural e histórico y es deber de los habitantes cuidarlo.   Ellos están cumpliendo con su parte del compromiso, resta esperar la pronta respuesta de la contraparte, la otra pata de la mesa, el área de Infraestructura de la provincia de Jujuy.

En tiempos de pandemia corre riesgos la salud de la población, pero  es el patrimonio el que sufre la otra pandemia, la de la desidia y el escaso apego al acervo cultural, que en definitiva no es de un pueblo solamente, en este caso el jujeño, por ello alzamos la voz para decir que es también nuestro, de todos los argentinos.

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