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La iglesia de Uquía y sus tesoros: “intercambio de saberes”, la novedosa propuesta de la restauradora Gabriela Doña

En un esfuerzo sin precedentes y por amor al arte, la Secretaría de Cultura de Salta, a través del Departamento de Conservación y Restauración, apoya al pueblo de Uquía en Jujuy

Altar iglesia de Uquía (Imagen: Facebook)

ARGENTINA (Por María Carolina Mena Saravia) Todo un pueblo que defiende su patrimonio emociona más allá de las lágrimas. Esa acción demuestra que el heroísmo colonial aún se mantiene en pie. La iglesia de Uquía es el desafío, los tesoros que allí se guardan son la meta. Gabriela Doña, integrante del área de Conservación y Restauración del Gobierno de Salta, desarrolla una novedosa propuesta en conjunto con la comunidad del lugar, denominada "intercambio de saberes".

Entendemos por patrimonio, de acuerdo a la definición otorgada por la Real Academia Española, al “conjunto de bienes pertenecientes a una persona natural o jurídica, o afectos a un fin, susceptibles de estimación económica”. Tal es la acepción que puede atribuirse al acervo cultural de un pueblo y sus bienes incluidos en el corazón y el latir de un pueblo, cuyo sentido de pertenencia a una región valoriza aún más los bienes establecidos en su territorio.

Este es el caso de Uquía, la localidad enclavada en la Quebrada de Humahuaca, distante tan solo 30 kilómetros de Tilcara y a 54 kilómetros de Purmamarca. Es en este pintoresco pueblito donde se ubica la iglesia erigida en honor de la Santa Cruz e impuesta bajo la advocación de san Francisco de Paula, eremita, patrón de los delineantes y de la gente de mar de Italia, dotado en vida con el don de la profecía.

Tiempo atrás la pandemia pretendió arrasar también con este magnífico patrimonio de Uquía, y fue allí donde el pueblo se movilizó para defenderlo, trasladando con intervención de la prelatura de Humahuaca parte de él: los nueve cuadros de los ángeles arcabuceros y algunas pinturas que integran el magnífico altar dorado a la hoja de la iglesia.

Desde la Secretaría de Cultura de Jujuy, a raíz del movimiento generado por los pobladores a través de grupos en las redes sociales, retomaron las obras de restauración del edificio eclesial que habían quedado paralizadas, y en ese contexto surgió la idea de brindar una capacitación para los vecinos de Uquía, recurriendo a la Secretaría de Cultura de Salta, a través del Departamento de Conservación y Restauración, y convocando a la restauradora Gabriela Doña.

“La capacitación surgió por los hechos acontecidos hace poco en Uquía”, sostuvo Gabriela. “Cuando vi la foto de los ángeles arcabuceros me di cuenta inmediatamente de que la gente de la comunidad buscó resguardar su patrimonio a raíz de la restauración de la iglesia”.

Eligieron, dada la emergencia sanitaria de la pandemia, ponerse manos a la obra inmediatamente a través de la modalidad online. “Nuestra preocupación hoy en día es la conservación preventiva –señala-, que consiste en evitar los deterioros ocasionados en las obras por desconocimiento como pueden ser los traslados, el vandalismo, los robos, los agentes de deterioros por factores externos como la luz u otros factores. Por eso trabajamos para enseñar a la gente cómo se debe guardar una obra para conservarla, tratando de evitar que se llegue al proceso de restauración”.

El trabajo con las comunidades y la experiencia de Doña en la conservación generaron esto que ella llama “un intercambio de saberes, donde surge la necesidad de articular acciones que involucran a los miembros de la comunidad, en este caso de Uquía, poder aprender con ellos y compartir a su vez herramientas técnicas para la conservación preventiva”.

La formación de Gabriela Doña en la Fundación Tarea le permitió tomar un primer contacto con los cuadros de los ángeles arcabuceros, porque fue esta institución la que se encargó de restaurar los tesoros coloniales que se encuentran condensados en su mayoría en el norte de nuestro país.

Tomar contacto con una obra de arte individualmente difiere sustancialmente de verla emplazada en un contexto, esto es lo que sucedió con los ángeles arcabuceros, uno de los mayores tesoros de la iglesia de Uquía, razón por la cual los turistas visitan el pueblo para tomar contacto con esta inusual expresión artística, propiedad unilateral de la cultura virreinal altoperuana, un sello, una marca registrada del Cusco del siglo XVII.

Tan solo mirar una de estas obras impregna de fascinación por la fantasía que transmite, la sensación de ensueño, la maravilla en el cuidado de los detalles y la minuciosidad en la iluminación de la tradición católica angélica, porque hay pocas representaciones tan cautivantes como un ángel o un arcángel con arcabuz, vistiendo ropajes ricamente encaramados inspirados en los soldados de la época.

Cambios e intercambios culturales

“A la tecnología hay que saber aprovecharla, estamos lejos pero cerca, y eso es lo que trabajamos en las entregas” explica Gabriela Doña al referirse a la experiencia de interactuar con la comunidad de Uquía para la transmisión de conocimientos sobre conservación de patrimonio.

 “El obispo de la prelatura de Humahuaca, Félix Paredes Cruz, convocó a los distintos actores para poder explicarles lo que es restaurar, conservar y lo que implica armar un área de reserva; enseñarles cómo deben acondicionar los lugares para que las obras, mientras estén guardadas, no sufran otro deterioro. También incluye hacer un inventario de la iglesia, algunos muy relevantes artísticamente como el altar, los cuadros, la santa cruz y la imagen de san Francisco de Paula, y otros objetos como misachicos que también son parte del patrimonio de la comunidad; queremos integrar todo, la idea es que ellos mismos se involucren”, explica Gabriela.

Refuerza la idea de “armar un equipo”, que la comunidad se integre, la finalidad es consolidarlo y resalta la premisa del “intercambio de saberes” para generar la sinergia adecuada que tractore hacia un mismo fin. Resalta, además, el hecho de que las obras de la iglesia de Uquía no tienen intervenciones inadecuadas, hecho que beneficia la identidad original de la obra. “Podemos rescatar la obra en un ciento por ciento”, reafirma Doña.

Desde su punto de vista, la intervención de la comunidad de Uquía transmite un inmenso compromiso y amor por su patrimonio cultural. Allí es donde radica la transmisión de herramientas para conservarlo, conocer los agentes que intervienen en el deterioro de los tesoros culturales y procurar los elementos para que puedan limpiarse como por ejemplo aspiradoras y cepillos suaves, tarimas y aislantes.

El proyecto se llama “Organizar para aprender a conservar”, buscando diferenciar el área de reserva (donde se conserva el patrimonio) y el área de depósito (donde se guardan los enseres para exposiciones y de índole práctica).

Gabriela resalta que su amor es por “el objeto”, esa es su escuela y lo que busca transmitir a los habitantes de Uquía, que sobre el amor al patrimonio saben, y mucho. El tiempo, fiel testigo de los años, tendrá la última mirada.

 

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