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Juan Draghi Lucero: un verdadero patriarca de la literatura tradicional

Gladys A.Coviello desempolva un recuerdo para rendir homenaje a uno de los exponentes de nuestra literatura, Juan Draghi Lucero, estudioso de la historia cuyana y el folklore

Juan Draghi Lucero
jueves 06 de agosto de 2020

(Por Gladys A. Coviello) Don Lucas, un viejo que vivía en la alta montaña, salía a cazar chinchillas con un hurón humanizado que siempre iba trepado a s hombro. Don Huro hacía gracias parado en sus patitas traseras. Tenía compañera y dos hijos pequeños. Ese hurón inolvidable pertenece al cuento “El cazador de chinchillas” de Juan Draghi Lucero. Recordé la historia cuando en el almacén de ramos generales de Humiga Dioli, en Cafayate, vi un hermoso animal enjaulado y al querer acariciarlo, me advirtieron del peligro: el hurón mordía. Era el guardián nocturno que liberaban al anochecer para controlar la presencia de ratas. Otra imagen deliciosa perdura en mis recuerdos: un hurón blanco, con un arnés y su correa, caminaba junto a un joven por una calle de Praga.

 Actualmente, como animales de compañía, los hurones figuran en el tercer lugar luego de perros y gatos.

Cuando conocí a Draghi Lucero, me asombró la altura y su mirada mansa. Su nombre era mencionado en mi hogar y me invitaron para que conociera a un amigo de mi padre que recibía el Gran Premio de Honor otorgado por la SADE en 1978.

Este mendocino, nacido en 1897 en Luján de Cuyo, que había quedado huérfano a los nueve años, se convirtió en un memorioso recopilador de la cultura cuyana. Su madre, Ascensión Lucero, al enviudar, perdió sus bienes y para vivir compró un carro. Contrató a un aparcero, Daniel Pizarro de oficio leñatero y comenzó la búsqueda de leña para vender. Envió a su hijo Juan, que abandonó la escuela en tercer grado, a acompañar a Pizarro en los viajes que duraban días y noches. En las soledades de los montes, al anochecer, junto al fuego con Daniel y otros jarilleros, el niño se extasiaba escuchando cuentos de encantamiento, espanto y picardías. Así se convirtió desde su infancia en un recopilador de campo.

Ricardo Rojas define a Juan Draghi Lucero como “Un verdadero patriarca de la literatura tradicional junto a Bernardo Canal Feijóo y Juan Carlos Dávalos”.

Draghi Lucero comenzó a los 30 años a investigar sobre los huarpes y el enigma de su extinción. Fue un escritor apasionado por el estudio de la historia y el folclore de la región cuyana que se definía como “un humilde escritor de provincias”.

Publicó tres libros de versos y varios artículos de Historia.

Las mil y una noches argentinas. Una de las más grandes obras de nuestra literatura, con reediciones a través de los años por su vigencia y valor didáctico, se transformó en un interesante texto para los docentes.

Cancionero popular cuyano, con sus 600 páginas publicado en 1938, mereció el premio de folclore correspondiente a región Cuyo por la Comisión Nacional de Cultura 

El loro adivino. Cuentos mendocinos. El hachador de altos limpios. El bailarín de la noche, El pájaro brujo, La cabra de plata y Sueños son algunas de sus obras.

Este autodidacta de inteligencia superior se desempeñó como Profesor de Historia y Castellano en la Universidad de Cuyo. Mereció los siguientes honores: Premio Honor y medalla de oro SADE 1978. Miembro Academia Argentina de Letras. Premio de platino 1984. Dr. Honoris Causa UN de Cuyo 1986. Ciudadano ilustre por la ciudad de BA.1988. Varias escuelas llevan  su nombre. Este gigante de mente y cuerpo murió en 1994 con más de cien años.

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