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DIÁLOGO CON UN DIOS OSCURO

Lucas Margarit responde ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti

Entrevista de Rolando Revagliatti a Lucas Magarit, doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires

Lucas Margarit responde ‘En cuestión: un cuestionario’ de Rolando Revagliatti
viernes 05 de febrero de 2021

ARGENTINA (Por Rolando Revagliatti)

¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?

 

LM: Cuando vi que se podía retorcer una palabra, habrá sido a eso de los trece o catorce años. El momento en que me volví un lector más ávido que antes y empezaba con lecturas de poesía. Se trataba de esos juegos que se aprendían luego de leer a los miembros del dada o a los surrealistas: collage de palabras, escritura automática, lo uno en lo otro, etc.

 

 

¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?

 

LM: Muy bien, me gusta la lluvia en el desierto o en el mar. Es como un diálogo con un dios oscuro.

Con la sangre bien, aunque a veces me pregunto si no es mejor la savia.

Tengo vértigo, no hay velocidades ni alturas soportables. Las contrariedades, están para ser anuladas y seguir.

 

 

¿Para vos, “Un estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: “…un estilo es una manera y un amaneramiento”.

 

LM: El estilo nunca es perfecto porque se modifica con cada palabra. Por eso no hay límites en el estilo.

 

 

¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente?

 

LM: El sufrimiento evitable, que siempre nace de la falta de escrúpulos y de la avaricia de algunos.

Me harta la opinión de la gente sobre cualquier cosa. Los que hablan creyendo que hablar es algo lúcido.

Todo esto me provoca rabia, no sé si violencia…

 

 

¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?

 

LM: Sí, claro. Pero el mundo desarrollado, por esto llamado humanidad, de lo cual no podemos escapar: desde hace unos años se lo denomina Antropoceno, la mano del hombre que modifica todo el sistema en el que está inmerso…; una gran parte de las veces es una modificación negativa, claro.

 

 

¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal?

 

LM: Es que no soy idealista. Creo que cualquier trascendencia se construye en nuestra relación con el mundo. Pero no es una trascendencia que implique un ideal. Es más modesto.

 

 

¿Cómo reordenarías esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción.

 

LM: La ciudad y sus hombres ya son miniaturas.

Me quedo lejos, en la ceremonia y en el bosque.

La visión y la danza son cada sacrificio.

El desajuste de lo que desespera: el azar en la lengua.

El sufrimiento en la autenticidad.

 

 

“Donde mueren las palabras” es el título de un filme de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las palabras?...

 

LM: Las palabras, como decía Ralph Waldo Emerson, pueden ser fósiles. Las palabras quizá mueran en el insulto gratuito, en la necedad y en la intención de imponer una verdad. Luego siempre intentan seguir en movimiento, incluso allí donde hay desierto y piedras.

 

 

¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de Luisa Futoransky?

 

LM: Siempre, sino sería estar sentado frente a un espejo planísimo.

 

 

¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación?

 

LM: Por momentos soy bastante racional y creo que cada vez más. Las pasiones me pertenecen. ¿Pertenecen?

 

 

 

Lucas Margarit nació el 12 de octubre de 1966 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, capital de la República Argentina. Es Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires, donde ha realizado su post-doctorado sobre la traducción y autotraducción en la poesía de Samuel Beckett. Además de profesor e investigador, en dicha Universidad, en la Cátedra de Literatura Inglesa es Director de la Maestría en Literaturas en Lenguas Extranjeras y Literaturas Comparadas. Ha colaborado con numerosas publicaciones y dictó cursos, seminarios y conferencias tanto en su país como en el exterior (México, España, Eslovaquia, Polonia, etc.). Tradujo, entre otros autores, obras de Sir Philip Sidney, Henry Neville, William Shakespeare y W. H. Auden. Asimismo, ha publicado y editado, con el grupo de investigación que dirige, tres tomos de textos utópicos ingleses. Compiló, junto con María Inés Castagnino y Elina Montes, el volumen “Textos utópicos en la Inglaterra del siglo XVII”, y con Elina Montes, el titulado “Utopías inglesas del siglo XVIII”. Está terminando de editar una compilación de tratados de poética del Renacimiento inglés como finalización de otro proyecto de investigación. Es director de la revista “Beckettiana” y co-director de la revista “Inter Litteras” (ambas de la UBA). Es miembro de la Samuel Beckett Society y de la Asociación Argentina de Teatro Comparado. Publicó en el género ensayo “Samuel Beckett. Las huellas del vacío” y “Leer a Shakespeare: notas sobre la ambigüedad”, así como los libros de poesía “Círculos y piedras”, “Lazlo y Alvis”, “El libro de los elementos”, “Bernat Metge” y “Elis o teoría de la distancia”.

 

 

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