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DIFÍCIL PANORAMA

Los estragos sociales del coronavirus: la dura situación que enfrentan los comedores barriales de Salta

La demanda creció con el avance de la pandemia

Foto ilustrativa. Fuente: (Twitter)
miércoles 21 de abril de 2021

SALTA (Redacción Voces Críticas) El avance de la pandemia del año pasado trajo junto al coronavirus una difícil consecuencia que todavía no se puede evitar; los estragos y los efectos negativos que causó en los hogares se plasmó en los comedores barriales que cada vez necesitan más. 

Es que estos espacios de contención alimentaria a la población más vulnerable sufrió los efectos del duro golpe que significó la pandemia del COVID-19 y esto se incrementó luego de que se dejaran de distribuir bolsones que entregaba el Ministerio de Desarrollo de la Nación. 

Los mismos se distribuyeron durante la primera etapa de la pandemia, cuando se determinó la fase uno. Eran entregas mensuales de 40 mil bolsones con víveres que se enviaban a las escuelas para las familias con mayor vulnerabilidad socio económica. Con la suspensión todo empeoró.

 Paralelamente en las organizaciones sociales, que generalmente conducen mujeres en los barrios y villas de la ciudad, se está experimentando un gran crecimiento de la demanda de comida como lo que puede considerarse una segunda ola, esta vez no producto del coronavirus, sino de la crisis económica que trajo con ella.

De acuerdo con lo revelado por diario El Tribuno, Cristina Mamani quien trabaja en un comedor del barrio Primera Junta, reveló que en ningún momento cerraron puertas y la asistencia fue continua. "Nosotras nunca paramos de trabajar y, a pesar de todas las restricciones, seguimos entregando la comida en tapers".

Panorama cada vez más complicado

No es nada sencillo poder hacerle frente a la crisis desde un comedor, en el caso de Cristina tiene que alimentar a más de 750 personas a diario, por lo que por más de dos horas distribuye raciones de comida entre los vecinos que se acercan. 

“Este año explotó la cantidad de gente. Vienen niños y madres, abuelos, y hasta hombres que se tapan la cara de vergüenza porque no consiguen ninguna forma de ingreso. Las colas se arman desde temprano", remarcó Cristina. 

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