A 25 años de la muerte de Gilda, sus fanáticos continúan recordando a la artista con cariño

Se convirtió en estrella casi por accidente. A mediados de los 80’, las cantantes femeninas que llenaban las bailantas y enloquecían al público no podían distanciarse de la imagen e impronta de Lía Crucet, rubia, exuberante, seductora a cada instante. Pero de todas aquellas que lo intentaron y no lo lograron, hubo una excepción: Myriam Alejandra Biachi, después rebautizada como Gilda, se abrió paso en el mundo de la cumbia con su figura delgada y su voz calma para revolucionar el género y convertirse en un ícono y esto fue algo que ni ella misma logró dimensionar al final.

Sin embargo, su carrera encontró el final pronto. Durante el auge de su fama, cuando su nombre ya resonaba en toda Argentina y en los países vecinos, la vida Gilda se desvaneció en un parpadeo tras ser víctima de un trágico accidente que se produjo en el kilómetro 129 de la Ruta Nacional 12, el 07 de septiembre de 1996.  

El episodio fatal ocurrió cuando la cantante se dirigía camino a la provincia de Entre Ríos con su banda, con el objeto de realizar una importante presentación. De acuerdo a testigos del hecho, el colectivo que transportaba a Gilda y su equipo impactó de frente contra un camión de origen brasilero, que había perdido el control momentos antes y tras intentar retomar el camino provocó un increíble choque en cadena. 

La fuerza y violencia del impacto fue tal, que la intérprete falleció de manera instantánea junto a su madre, su hija y 3 de los miembros de su banda. A las pocas horas, los argentinos comenzaban su día recibiendo la triste noticia. Nadie podía comprenderlo, no había consuelo. Sin embargo, con su repentina despedida, comenzaba a nacer a la par el ícono, el que logró permanecer hasta nuestros días en el imaginario colectivo.

Evidencia de ello es el lugar en que se produjo el siniestro, convertido con el tiempo en un santuario popular por sus fanáticos, quienes hasta el día de hoy se acercan hasta ése recóndito punto de la ruta para dejar sus ofrendas y agradecimientos. El colectivo, que también permanece en la actualidad adornado con fotografías de la cantante, flores e incluso rosarios, se elevó como un espacio cargado de simbolismos y recuerdos de una artista extraordinaria, inspiración para cientos de mujeres y un ícono de la cultura nacional.