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Nicole Neumann reveló que buscó ayuda antes de separarse de Fabián Cubero

La modelo habló sobre lo que tuvo que hacer antes de separarse del padre de sus hijas

Nicole Neumann

Actualmente, Nicole Neumann se encuentra muy enamorada de su novio José Manuel Urcera y está enfocada en sus proyectos. Pero en una reciente entrevista con Infobae llamó la atención al revelar lo que tuvo que hacer antes de tomar la decisión de separarse de Fabián Cubero.

La conductora de televisión confesó que buscó ayuda e hizo terapia con Gabriel Rolón y señaló que decidió hacerlo cuando se dio cuenta que ya no estaba enamorada: "Todo comenzó al darme cuenta de que ya no estaba enamorada del padre de mis hijas. Viví ese desamor como una frustración enorme. La culpa me carcomía. Ejercía una presión constante sobre mí misma: 'No, no puedo separarme, tengo que lograr una pareja perfecta para el resto de la vida'. No debía repetir con las chicas todo eso que yo había vivido en casa. No podía permitirme causarles ese dolor. Ellas tenían que ser felices".

"Hacía poco me había llegado su libro y ya en la segunda página pensé: 'Debo hacer terapia con él'. Me hizo entender que debía sincerarme con mis hijas. Que disimular lo que se vivía en casa era contraproducente. El mensaje tenía que ser claro para ellas: 'Chicas, no se queden en donde no sean felices, porque jamás harán felices a los demás'. Hacerme cargo era también una forma de liberar a su papá. De decirle: 'Ya no puedo hacerte feliz, andá y lograrlo en otra parte'", señaló Nicole Neumann.

Además, Nicole Neumann expresó: "Fue como gestar una cofradía con mis hijas. Un equipo. Saben que pueden preguntarme todo. Que todo se habla. Que la verdad de lo que somos y sentimos está aquí, no en los medios. Entendí que está bueno poder decirles: 'Perdón gordas, hoy mamá está un poco triste'. Eso no solo nos unió mucho más, sino que además les dio tranquilidad".

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También, la modelo argentina destacó que sintió que lo que estaba pasando se trataba de depresión: "Luché con eso durante un año entero. No podía estar en casa. Llegaba, tal vez, a las 11 de la noche, me calzaba los rollers y salía por el barrio como loca. No quería que mis hijas me viesen triste. Al quedarme sola, bajaba las persianas, cerraba todo y gritaba contra la almohada para descargar todo lo que traía dentro. Transitaba sin ganas. Sufría insomnio. Había perdido hasta el apetito y vivía como en piloto automático. Estaba apagada. Hasta que un día me dije: 'Pará, esto debe ser lo más cercano a la depresión'".

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