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DYCAR SALTA, LA GRAN PESADILLA

Del creador de “Rajemos a los manteros”, llega “La Gran Estafa de Citroën en Salta”

“Casa de Betzel” es el “Sector Transformación”, donde el cliente se transforma en un incauto al que esquilan de la manera más sádica y tortuosa posible

Daniel Betzel
lunes 31 de enero de 2022

SALTA (Por Franco Alvarado para Voces CríticasA pesar de ostentar el cargo de presidente de la Cámara de Comercio de Salta, Daniel Betzel, ejecuta además actos de prestidigitación en sus locales donde vende vehículos y compra incautos. En efecto, el que alguna vez se instituyó como “líder” de los comerciantes para eliminar a los manteros del centro de la Capital de Salta, es un hábil mago que hace desaparecer delante de la vista de sus clientes, planes de ahorro, licitaciones y entregas de unidades de la marca Citroën.

(Te recomendamos leer también: Daniel Betzel, un “Main Führer” onda nazi o un “Medio Fulero” criollo ) 

 

La historia

Inicialmente, la concesionaria habilitada de Citroën en Salta era Lourdes S.A., firma con la cual contrataron muchos salteños que vieron efectivizado su sueño de llegar al 0Km por cualquiera de las vías habilitadas para hacerse de un vehículo. En los años de trayectoria que Lourdes S.A. operó con la Firma francesa no se tiene memoria de denuncias rayanas en la estafa o situaciones extrañas, todo transcurría por los carriles que corresponde a todo negocio serio operado por personas decentes.


En algún momento y por vaya a saber qué motivo, la casa central de Citroën decidió trasladar la concesión a Dycar Salta tras la compra por parte de esta firma a cuyo mando se halla el prestidigitador, Daniel Betzel, momento en el cual comenzó la temporada de cruces y gambitos a los clientes que pagaban y pagaban a cambio de nada.

 

¿Quién es Daniel Betzel?


La historia cuenta que Daniel Betzel pasó de ser un vendedor de equipos de computación a una rápida ascendente carrera empresaria –por así decirlo- saltando a la consideración pública cuando alcanzó la presidencia de la Cámara de Comercio de Salta, desde donde siempre trató de proyectarse como un dirigente, digamos… potable.


En realidad, más que eso, Betzel siempre medró en la mediocridad tratando de colgarse de algún asunto público que le diera notoriedad, pues si acaso hubiera sido un dirigente nato con condiciones de líder de una Entidad con el prestigio de la Cámara de Comercio, hubiera jugado algún papel trascendente en este tiempo tan crítico para los comerciantes.

Sin embargo, lo más relevante que hizo Betzel, fue organizar un rejunte de comerciantes para ir contra los manteros, algo parecido a que un señor de 120 kilos la emprenda contra un alfeñique de 25 kilogramos, esto para decir que la Cámara de Comercio pudo tener un papel protagónico en la elaboración de una nueva legislación que proponer al Concejo Deliberante o bien discutir con el gobierno provincial políticas relativas a lo que se llama Nuevo Orden o Nueva Normalidad.

Siempre ávido de rapiñar protagonismo, Betzel, antes se había adjudicado ser el autor de la idea de lograr ante el gobierno provincial de que los comercios abrieran sus puertas volviendo a la normalidad, lo cual le valió la denuncia y molestia de otros empresarios que ya antes habían estado en esa gestión.

En fin, lo que en el argot barrial se llamaría “un pájaro de averías”, que son las que produce en los presupuestos ajenos.

 

Dycar Salta o la “La casa que enloquece”

En la famosa historieta de Uderzo titulada “Asterix, el galo”, en cierto momento, este personaje junto al obeso Óbelix, deben ganar las llamadas “Doce pruebas de Hércules”, una de las cuales era salir vivos de la “Casa que enloquece”. Dicho lugar era un edificio donde la burocracia, la sinrazón, el desorden administrativo, la megalomanía de quienes la atendían, las alteraciones psicológicas y sobre todo el “nunca acabar” con la gestión terminaban enloqueciendo a las personas. Eso mismo es Dycar Salta (Citroën y Chevrolet).Cuando un cliente ingresa, no sabe cuándo podrá salir, y lo que es peor, cómo lo hará.

Así ha ocurrido con vaya a saber cuántos desprevenidos salteños que tras la ilusión de tener un vehículo 0km, y más de la afamada marca Citroen, confiados algunos en favorables experiencias anteriores en Lourdes S.A., ingresaban a la Casa de Betzel, camuflada bajo la engañifa e “Dycar Salta”.

Una de las secciones de la “Casa de Betzel es el “Sector Transformación”, donde el cliente se transforma en un incauto al que esquilan de la manera más sádica y tortuosa posible. Porque el salteño que ingresa a Dycar Salta piensa que elige un vehículo, piensa que firma un contrato y piensa que el dinero que entrega le asegura el auto de sus sueños, cuando en realidad, no eligió un vehículo porque el que vio no se lo van a entregar, no firmó un contrato sino que compró un dolor de cabeza y el sueño se transforma en una pesadilla.

Como toda casa donde la burocracia está diseñada para enloquecer al cliente, en Dycar Salta, hay una gerente dada en llamar Julieta Gutiérrez, quien dirige el juego del Gran Bonete pues propone una operatoria y cuando la concesionaria no cumple y el cliente reclama, responde: ¿Yo señor? Y aunque el damnificado presente papeles, responde: ¡No señor! Y así la ronda va pasando y engrosando el número de perjudicados por esta, diremos, “empresa”.

Esta gerente –Gutiérrez- debe ser la encarnación a la criolla del mitológico dios romano Jano, ése que tenía doble faz, porque con una cara soluciona el problema y cuando inmediatamente gira la cabeza lo convierte en un nuevo problema.

De esta manera, contextualizado así el universo donde Daniel Betzel juega con la gente que confía en esa empresa, es del caso decir que si una palabra define el modus operandi de esta gente, ésa es incumplimiento, porque una vez atrapado por el sistema de Betzel no existe manera en que la situación se resuelva en favor del cliente.

Ni siquiera aquellos que realizan un esfuerzo para participar de una licitación, en caso de salir adjudicados, mediante dilaciones y mentiras, la empresa les hará pagar todos los costos –incluso psíquicos y físicos- pero no les entregará el vehículo. En otros casos, cuando el nivel de reclamos y el tiempo transcurrido ya resultan agravados, se comprometerán a devolver el dinero, cosa que jamás ocurrirá.

Aquellos que adjudicados han elegido un modelo, pronto descubrirán que ese modelo ya no existe y la empresa les propondrá otro, el que por supuesto, será más caro, pero al que tampoco podrán llegar por más adjudicación que posean.

Llegado el caso en que un cliente desee vender su plan, la empresa le ofrecerá comprarlo, por supuesto que a los precios originales con lo cual el comprador pierde dos veces y aún así, tampoco se verá con el dinero.

Así las cosas, lamentablemente, desde la salida de Lourdes S.A como concesionaria de Citroen en Salta y su paso a Dycar Salta, ante los incumplimientos de la empresa dirigida por Betzel, el nombre de esa marca de nivel internacional se asocia a procedimientos non santos, a una cadena de mendacidades que envuelve a todos y sobre todo a una manifiesta actitud extorsiva lindante en ocasiones con la estafa.

Si acaso, a alguien le adjudicaron un vehículo en Dycar Salta, no sería extraño que ante su reclamo le dijeran: “Una cosa es que se lo adjudiquen y otra muy distinta es que se lo entreguen”. Claro, siempre una diferencia en dinero puede obrar maravillas. Comprar un auto, para jamás tenerlo, eso es DYCAR SALTA: un boleto al infierno en primera clase.

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*NO TE PIRDAS LA CONTINUACIÓN DE LAS FECHORÍAS DE  DANIEL BETZEL:

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