Revuelto: el multitasking en un solo show

SALTA (Redacción Voces Críticas) Agustín Aristarán, o mejor dicho “Soy Rada”, se presentó en Salta el pasado sábado 25 de junio con su último espectáculo llamado “Revuelto”, una propuesta que tiene ciertas similitudes con sus espectáculos anteriores (“Serendipia” y “Soy Rada”) pero que a la vez se disocia de ese pasado convirtiéndolo en algo totalmente nuevo. Es que para hablar de un artista tan amplio es necesario hablar de sus orígenes, de cómo ha ido definiendo su identidad artística combinando submundos que antes nadie lo había hecho. Mago, comediante, actor, músico y un eterno niño que juega sobre el escenario con todo el profesionalismo que se requiere para llevar a cabo un espectáculo como “Revuelto”.

Quienes ya han escuchado o vivenciado algún espectáculo de Agustín Aristarán o se hayan topado con uno de sus contenidos, apreciarán varias cosas. Las “mil y un caras” de este artista no tiene límite, pero todo comenzó con la magia. Desde joven Agustín comenzó a trabajar en cumpleañitos, comuniones y todo tipo de eventos con shows de magia. El contacto con el escenario y un público desde tan joven lo llevó a experimentar a otros rubros, aunque también estuvo el fracaso y el desencanto intermediando en esas decisiones.

Hoy este artista ya no se define como mago o mejor dicho no se define, sino que simplemente juega. Jugar es una práctica que para el mundo de los adultos puede estar un poco olvidada, pero para los artistas recuperar ese sentimiento de juego es vital, porque solo así recuerdan la pureza de un acto, la espontaneidad y esas ganas de divertirse sin importar quién esté al lado. Comediante, mago, músico, papá de Bianca, aficionado de la carpintería y el autor de “La Corneta”, tantos adjetivos solo podían causar un verdadero “Revuelto”.

La palabra “Revuelto” es una metáfora más que anticipa lo que será el show. No es un show de magia, tampoco de comedia, tampoco de música, es simplemente un encuentro con todas las facetas de Agustín Aristarán, un artista multifacético y terrenal.

REVUELTO

Al ingresar al espectáculo, los espectadores recibían un folleto con la descripción de la obra y cuatro cartas. Ese elemento ya marcaba la pauta de que seríamos completamente parte de ese show, habría una comunicación directa, una relación en tiempo presente.

El espectáculo pasó por distintos lugares. Hubo momentos donde estallamos de risa, otros donde fuimos parte de un truco de magia, otros donde fuimos los protagonistas, pero en todo momento se estuvo con él. Agustín Aristarán estaba al pendiente, receptivo del público todo el tiempo. Guió y acompañó la experiencia sin dejar de jugar.

Por si tienen la oportunidad de ir a verlo en persona, no es la intención de estas palabras describir al detalle todo lo que se ha vivido, primero porque sería interminable y segundo, porque parte de la magia de “Revuelto” es estar presente en el “aquí y ahora” que propone el espectáculo. No serán espectadores pasivos que recibirán todo del escenario, habrá que ser parte y mezclarse con los músicos, la percusión, las cartas, la magia y los chistes.

Una de las cosas más bonitas que tiene Agustín como artista es la capacidad de amplificar su infancia, mensaje que siempre retoma en sus espectáculos y que aquí aparece nuevamente como parte de su esencia. Se ve que todas las vivencias de ese pequeño Radita están vivas y fueron las que marcaron esa identidad artística. Con “Soy Rada” se ve con el complejo de su hermano, con “Serendipia” ese regalo equivocado de Papá Noel, o como a él le gusta llamarle, “El señor de los regalos”. Con “Revuelto” vemos la combinación de todos los Radas posibles, junto a una banda de música impecable y una iluminación que acompaña todo el espectáculo llenándolo de matices multicolores.

No es que tenga un mensaje final ni una metáfora para analizar. “Soy Rada” se ha desprendido siempre de lo solemne, con lo que dar mensajes al final de un evento no suele ser su costumbre. Pero si deja sensaciones que resuenan por cómo se mueve, como actúa, como juega sobre el escenario. Jugar, ese verbo conjugado en todos los tiempos que mezclan sobre el escenario armando un verdadero “Revuelto”.