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Los corgis de la familia real, los perritos de Isabel II, reciben "trato real": tienen chef y viven como reyes y reinas

Las mascotas tienen una vida rodeada de lujos y excentricidades

Los corgis de la familia real, los perritos de Isabel II, reciben "trato real": tienen chef y viven como reyes y reinas
Los corgis, las mascotas de la reina Isabel II.
Los corgis, las mascotas de la reina Isabel II.

Las mascotas de la reina Isabel II, como integrantes de la familia real reciben el trato digno del lugar de donde se encuentran. Los corgis, los perritos de la reina viven rodeados de lujos y hasta inimaginables privilegios. Lo más llamativo es que tienen un chef propio, digno de reyes.

Los hermosos corgis de la reina han aparecido junto a ella en varias fotografías, siempre impecables y saludables. Pero lo más sorprendente es que reciben un estricto entrenamiento pero también disfrutan de una exclusiva comida preparada por un chef profesional que se encarga especialmente del menú de los canes.

La reina Isabel II tenía un trato especial con sus mascotas.

El ex chef de la reina Isabel II reveló que nunca se imaginó que debería preparar platos especiales para perros pero esa tarea la realzió diariamente mientras estuvo en el palacio. Pero no cocinaba las clásicas croquetas que alguien podría imaginar. Sino que debía respetar un riguroso menú que estaba especialmente diseñado para los perritos reales.

La dieta específica de los perritos es a base de fina carne de res. También incluía alimentos tales como pollo, conejo y también hígado. Pero además incorporaba en los platos lechuga y arroz. Estos ingredientes se mezclaban con la carne, cuando tenían algún problema de digestión o con su constitución.

 

El chef además reveló que el momento que los corgis comían lo hacían con la madre de Carlos III, por eso nunca los pudo ver en esos momentos. Recordando esa etapa con un poco de humo dijo: "Nunca supe cuál de los platillos era el favorito de los perros".

Además de la comida especialmente preparada, los perros reales disfrutaban de otros placeres tales como dormir en la misma habitación que su majestad, así como también contar con largos paseos en los extensos jardines del Palacio y otros lujos dignos de la realeza.

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