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La historia de la niñera que traicionó a la Corona británica, provocando cambios en las normas

Estos son los detalles de las reglas deben afrontar las cuidadoras de los niños

La historia de la niñera que traicionó a la Corona británica, provocando cambios en las normas

Es de pública suposición que trabajar para la familia real británica no debe ser nada sencillo y más sabiendo las pautas que debe seguir el personal a cargo para cumplir con sus miembros. 

 

Al llevar una vida muy ajetreada y llena de compromisos, sus integrantes eligen dejar a sus hijos con niñeras, que suelen ser jóvenes, previamente seleccionadas para llevar a cabo su tarea de cuidadoras.

 

Tampoco los niños son fáciles. Pero, las niñeras deben seguir un estricto protocolo, que incluye métodos de crianza, que deben aplicar de la mejor manera posible. 

 

Como informa Voces Críticas, hay reglas muy difíciles de cumplir para el personal a cargo. Una de las pautas más extrañas que dejaron antecedente fue: no contraer matrimonio antes que una princesa

 

Esa instrucción generó un incordio en la vida de Marion Crawford, la niñera de la reina Isabel II, que tenía prohibido casarse con su novio, antes que lo hiciera la futura monarca. 

 

Si bien fue admitido que Crawford pudiera hablar por un periodista para hacer una nota sobre la educación de Isabel, las consecuencias fueron devastadoras, ya que no cayeron bien los detalles que brindó. Desde ese momento, el rey Eduardo VIII y su esposa Wallis, no permitieron más el contacto con la prensa

 

Teniendo en cuenta el mandato de que las niñeras debían criar a los príncipes y princesas, debido a que sus padres asumían compromisos, estas son obligadas a consolidar un vínculo cercano con los pequeños a cargo. 

 

Otra norma importante es cuidar el trato con las otras personas parte del servicio. Como en todo ámbito,se puede tener altercados pero nunca faltar el respeto, no se considera adecuardo. 

 

Por otra parte, desde hace algunos años, las niñeras no pueden opacar a las madres de los niños. Es decir, que a pesar del vínculo cercano que puedan tener, jamás pueden realizar una tarea maternal sino que son un sostén de ello. 

 

Por último, las cuidadoras deben asegurarles una vida lo más común a los infantes, incluso fuera del entorno del palacio. En caso de Isabell II, su tutota Marion Crawford la llevaba de compras con ella y hasta la integró en un grupo para niños de la realeza. 

 

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