Las curiosas obsesiones y rarezas del rey Carlos que Camila Parker no logra adaptarse

El rey Carlos a sus 74 años ha dejado al descubierto diferentes manías y excentricidades que tiene a todo el personal del palacio desconcertado ya que no haya cómo trabajar para complacer a su rey. Y es que algunas son tan peculiares que se salen de lo normal incluso muchos apuntan que el hijo mayor de la reina Isabel podría padecer del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

Y es que después del fallecimiento de la soberana británica, el rey Carlos ha dejado al descubierto el carácter autoritario que tiene, de hecho, desde el primer día empezó a dejar en evidencia lo que le esperaba a sus empleados y hasta la propia Camila, cuando iba a firmar unos documentos y se exigió de mala cara a uno de sus asistentes que le quitará inmediatamente el tintero de la mesa porque le molestaba y le quitaba espacio.

Mal gesto que no pasó por alto para los usuarios y espectadores de las redes que vieron en el monarca un comportamiento altivo y elitista y no ser capaz de retirarlo a un lado él mismo. Pero estas son algunas de las terribles obsesiones que tiene el padre de los príncipes, que ya eran conocidas cuando era el príncipe Carlos de Inglaterra pero que ahora con más poder las ha destacado más.

El rey Carlos es incapaz de manipular él mismo la pasta dentífrica, ya que no le gusta tocarla sino que exige a uno de sus ayudantes de cámara que lo hagan pero eso sí, deben hacerlo tal cual como se los indique, es decir, deben dejar 2.5 centímetros de pasta de dientes sobre las púas y esto debe estar antes de que él llegue a la habitación.

Y como si eso no fuera suficiente, el rey Carlos también exige que su pijama debe estar bien planchada todas las mañanas, al igual que los cordones de los zapatos, en caso que no le hagan de seguro recibirá un cruel castigo por desobedecerle.

En relación a la comida, el cocinero del palacio, Darren McGrady, indica que el rey Carlos por costumbre siempre pide un tazón de jugo que debe ir acompañado de dos ciruelas, comiéndose solo una de ellas. Como se ve, son curiosas extravagancias que el personal del palacio ha ido poco a poco adaptándose para poder complacer al rey.