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Miss Universo
Triunfos, amores y tragedia: la vida de Mirta Massa, la Miss Argentina reconocida mundialmente
La "majestuosa" mujer que logró cumplir uno de sus deseos más importantes, trabajó para Sandro y sus dos grandes pasiones
Mirta Massa desde muy joven se destacó por ser muy brillante y tener una hermosa sonrisa. Sus comienzos comenzaron como modelo de la pasarela. Luego, por ser de un carácter fuerte llegó a ocupar una de las tapas más importantes de las revistas. Y paso a paso, fue demostrando en los concursos su lindura a los que participaba.
La historia de sus coronaciones iniciaron en 1966 en el programa “Sábados Circulares” en Canal 7. Allí, se llevó a cabo la tradicional fiesta de la belleza argentina, donde la modelo representante de Miss Capital Federal ganó el título nacional. En esa ocasión, habían informado que desde ese entonces iba a marcar un antes y un después de nuestras representantes argentinas.
En abril de 1967, se vivió la final del certámen en Long Beach, California. En esa noche, junto a otras participantes le anunciaron el título al que jamás se hubiese imaginado, que además de la corona, también recibió 10.000 dólares de premios. Desde ese entonces, la empujó para convertirse en tapa de las mejores revistas a nivel nacional e internacional.
La actriz argentina, a partir de ese momento, también se habló de su posible amorío con un exitoso deportista. Y fue así, después de la confirmación de su relación con Guillermo Vilas, el tenista argentino número de la historia. Junto a él, pasaron sus mejores épocas en las que disfrutaron estar juntos y acompañarse mutuamente.
La oriunda de Vicente López llegó a su pico de popularidad, al que debutó arriba de los escenarios, pero más que nada en el cine. En 1970, fue parte del elenco de “El sátiro”, con quien compartió piso con Mimi Pons y Jorge Salcedo. Dos años más tarde, protagonizó “Destino de un capricho” con la estrella del momento, Sandro. Y después, llegaron otras grandes producciones.
Mirta Massa se casó en dos oportunidades, la primera en 1981 con el médico Jorge Minguillón y cuatro años más tarde con el español Tristán Morenés. Para 1987, dejó de lado las pasarelas para volcarse de lleno a la pintura. Y a finales de los años noventa, fue reconocida como la 8° Miss belleza internacional de la historia del certámen.
