Pastor evangélico abusó de una menor de 11 años, su padre permitían que se la llevara a un hotel

SALTA (Redacción Voces Críticas) Reinaldo González, el pastor evangélico condenado a 8 años de prisión por abusar repetidamente de la hija de uno de sus seguidores, estableció un pequeño reino en el que ejercía un poder indiscriminado sobre sus fieles. Estos permitían las intromisiones en sus vidas personales debido al discurso mesiánico utilizado por el acusado, quien se posicionaba como una figura superior, casi divina.

Dentro de este contexto, González visitaba las casas de sus seguidores en General Ballivián, especialmente la de la niña de 11 años abusada. La víctima guardó silencio durante más de seis meses sobre los abusos que sufría, tanto en su hogar como en un hotel de Tartagal, al que fue llevada con el permiso de su padre, con quien el pastor mantenía una buena relación.

Según los informes, la justicia determinó que González aparentaba tener una personalidad estable y adaptada, para ocultar sus "rasgos psicopáticos". El pastor se situaba en una posición de poder a través de su práctica religiosa y buscaba controlar a las demás personas, recurriendo a la manipulación.

El pastor evangélico no recurría a la violencia, sino que utilizaba un discurso mesiánico para presentarse como alguien elegido, a quien las personas le pedían orar por sus seres queridos enfermos. Los peritos encontraron en su personalidad un "elevado nivel de fantasía" y observaron que se refugiaba en ella, distanciándose de la realidad. En este sentido, agregaron que "el pensamiento mágico contribuye a considerar que solo existe la realidad que él construye".

En cuanto a la niña de 11 años abusada, los especialistas indicaron que presenta un nivel elevado de angustia, lo que genera bloqueos conductuales y la vuelve dependiente e influenciable, necesitando apoyo externo para desenvolverse con mayor seguridad. Además de indicadores de un esquema corporal dañado como resultado del abuso sufrido por el pastor, considerándolo un grave daño físico y mental.

En cuanto a su estado emocional posterior a los abusos, la víctima experimenta sentimientos que la desestabilizan emocionalmente, como vacío interior, desesperanza y soledad, esto afectaba su proceso de construcción de identidad. Además, los peritos demostraron que le resulta difícil tener una valoración positiva de sí misma y muestra inseguridad.