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Apropiación de bebés

Robo de bebés en el norte salteño: un mal con décadas de historia que pareciera no tener fin

La historia de la bebé robada en Tartagal recientemente no es la única, y se suma a una larga lista de niños que fueron apropiados y que, incluso, algunos de ellos siguen sin recuperar su identidad

Robo de bebés en el norte salteño: un mal con décadas de historia que pareciera no tener fin

Salta (Redacción Voces Críticas) El reciente caso de la bebé sustraída del hospital Perón de Tartagal, cuyo estado de salud ha sido informado como estable tras su recuperación, ha puesto nuevamente en el centro de la atención el preocupante fenómeno de la apropiación ilegal de niños originarios en el norte de la provincia.

La historia de la pequeña Catez, quien fue hallada en condiciones extremas de abandono, ha recordado a la comunidad sobre los antecedentes de esta práctica delictiva en la región. Durante años, familias de buen pasar y una red organizada se dedicaron a sustraer bebés de madres originarias o criollas y luego los inscribían como propios, privándolos de su derecho a la identidad y sumiendo a sus madres biológicas en un dolor eterno.

En las declaraciones de Marina y Felipa, dos mujeres indígenas wichi, se vislumbra el sufrimiento y la desesperación que vivieron al ser víctimas de esta trama inhumana. Historias como estas han sido frecuentes en el norte salteño hasta hace dos décadas, cuando finalmente una jueza de familia, con el apoyo de un par de abogados y una defensora oficial, logró desmantelar parte de la organización delictiva que operaba bajo la fachada de un grupo de personas solidarias.

El modus operandi de los apropiadores consistía en ganarse la confianza de las madres vulnerables, especialmente aquellas pertenecientes a comunidades originarias, para luego sustraer a los bebés y entregarlos a familias adineradas que anhelaban ser padres, pero no podían concebir hijos propios. La impunidad con la que operaban se vio afectada gracias a la tenacidad y el trabajo incansable de la jueza de familia, quien logró cerrar un hogar de niños utilizado por la red y detener a varios de sus integrantes.

Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados, algunos niños todavía no han recuperado su identidad y desconocen su verdadero origen. Otros, afortunadamente, lograron reencontrarse con sus madres biológicas y recuperar su historia.

La sociedad de Tartagal y de toda la provincia de Salta enfrenta ahora un desafío importante: erradicar definitivamente esta abominable práctica y proteger a las comunidades originarias del norte salteño. La sensibilización sobre esta problemática es fundamental para evitar que se repitan estos delitos y para que las víctimas puedan obtener justicia y recuperar su identidad y sus derechos.

Las autoridades competentes deben trabajar en conjunto con las comunidades indígenas para prevenir y erradicar la apropiación de niños, brindarles contención y protección y asegurar que se respeten sus derechos fundamentales. El Estado tiene la responsabilidad de garantizar el bienestar de todos sus ciudadanos, sin distinción de origen, y debe asegurarse de que estos delitos sean perseguidos y castigados con toda la severidad que corresponde. Informa Voces Críticas.

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