¡Hoy es día de urnas!

(Por Ernesto Bisceglia para Voces Críticas) Frente a las angustias que oprimen a la Patria, frente a las dudas y diferencias, frente a las decepciones y las desconfianzas, ¡Hoy es día de urnas!

Por lo tanto ha de ser una jornada jubilosa porque cuando marchemos por las calles rumbo ese templo cívico del sufragio ocurrirá el fenómeno extraordinario de la convivencia democrática en las calles, donde nos cruzaremos con los amigos y vecinos, también con los desconocidos que no piensan como nosotros. Poblaremos las calles de divisas encontradas, portando votos irreconciliables, pero por única vez con la conciencia de que en esta oportunidad estamos decidiendo qué rumbo queremos para este país de los argentinos.

La batalla dialéctica ha finalizado. El silencio que impone la veda invita a esa reflexión necesaria que nos debemos ante el desafío de votar por concepciones que son extrañas porque los partidos políticos tradicionales ya no existen. No nos cruzaremos entre peronistas y radicales, entre conservadores y de la izquierda, porque todas esas concepciones han sido atomizadas en las nuevas realidades electorales llamadas "Frente".

Por eso, lo único que hemos de llevar en alto es nuestra frente; sí, ir a votar con la frente en alto, con la decisión de alimentar el caudal de uno o de otro, pero con la conciencia clara de que somos adversarios circunstanciales y no enconados enemigos. De que somos unidades que armarán la sumatoria de una idea mayoritaria, cual sea, y que el saldo que a la noche arrojen las urnas será nada más ni nada menos que la expresión de voluntad del pueblo.

Decimos esto desde el júbilo que representa poder sufragar, un valor que resulta muy caro al sentimiento ciudadano sobre todo de aquellos que vivimos los tiempos en que nadie podía expresar sus preferencias políticas porque la Constitución Nacional había sido agraviada por el asalto faccioso a la Casa Rosada, el cierre de las Instituciones de la República y el establecimiento del pensamiento único.

Votamos en los umbrales del 40 Aniversario de la recuperación de la Democracia. De esta democracia que es muy imperfecta todavía. Que no ha podido alcanzar ese estadio de evolución que marca el "trasvasamiento generacional" que predicaba Juan Domingo Perón. Que tampoco ha podido alcanzar esa conceptualidad militante que rezaba Don Hipólito Yrigoyen diciendo que: "Que no venimos en contra de nada ni de nadie sino a favor de todos".

Entonces, comprender que este acto de sufragar es un jubileo cívico, un rito pagano pero profundamente republicano que nos convoca a todos en igualdad de condiciones. Porque frente a la urna cae todo estatus político, económico, religioso o social. La gran maravilla de esta jornada es que hoy todos los argentinos somos iguales, institucional y democráticamente iguales. Porque ese voto nos rasa, nos ubica en la misma y única dimensión de ciudadanos. Nada más.

Hemos de hacer un gesto público de participación. Que las calles y las urnas rebosen de papeletas multicolores dando testimonio de que, a pesar de la crisis, de la incertidumbre de qué pasará mañana, tenemos hoy la firmeza de renovar ese pacto plebiscitario y deliberante que consagra para cada argentino su identidad de ciudadano.

Hagamos honor a la aspiración del presidente, Roque Sáenz Peña, que al firmar la Ley que consagraba el sufragio universal, secreto y obligatorio, expresara ¡Quiera el Pueblo Votar!

Queremos votar, concurramos, deliberemos, pero no dejemos el espacio en blanco de la duda, de la indiferencia, de la abstención rencorosa que debilita a la democracia y fortalece a los dictadores. Que sea una jornada en paz y celebrando el júbilo de poder decir que, con todos sus defectos y sueños rotos, esa Argentina democrática sigue siendo posible. -