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En su octogésimo sexto cumpleaños
La princesa Irene de Holanda expuesta: su amante rompe el silencio y revela todo sobre su romance
En su época protagonizó un escándalo del cual aún existen muchas interrogantes sin descubrir
La fascinante vida de Irene de Borbón y Parma, también conocida como Irene de los Países Bajos o Irene de Orange, podría fácilmente inspirar a los más destacados directores cinematográficos. Aunque rodeada de rumores aún no confirmados, uno de los aspectos más resonantes de su historia es el ardiente affaire que sostuvo mientras estaba casada con Carlos Hugo de Borbón, un aspirante al trono español.
Recientemente, el 5 de agosto, Irene celebró su octogésimo sexto cumpleaños, evocando memorias del tumultuoso revuelo que desencadenó durante su matrimonio. Aunque en un tiempo estuvo profundamente enamorada, incluso adoptando la fe católica para casarse con Carlos Hugo, la historia culminó en un amargo divorcio, un suceso sin precedentes en la familia real neerlandesa del siglo XX.
Irene de Holanda ostentó el título de la personalidad más renombrada en el país durante un extenso período. Su romance con Ronnie Wolff, un exoficial de la Marina de los Países Bajos, se convirtió en el centro de atención durante tres años y generó un escándalo de proporciones monumentales. A pesar de la transgresión, tanto Irene de Holanda como Ronnie Wolff, estaban casados.
El velo del secreto ha sido finalmente alzado, Ronnie Wolff, quien, en un giro inesperado, ha decidido romper su silencio y revelar los detalles detrás del romance. En una significativa entrevista para Vanity Fair España, Wolff compartió: "Era una figura hermosa, inteligente y magnética. Un aura maravillosa envolvía su ser. Entre nosotros existía una química que no podría describirse de otra manera que como amor". Esta historia de amor transcurrió entre los años 1976 y 1979, y su eco aún perdura con fuerza en la conciencia pública.
La abundante especulación que ha rodeado este intrigante relato, aún se mantienen en la penumbra algunos hechos, como el inicio mismo del romance entre Irene y Wolff. Inicialmente, Wolff se desempeñaba como ayudante del príncipe Bernardo, su padre y consorte de su madre, la reina Juliana, lo que les brindó oportunidades para interactuar en la Casa de Orange. Wolff recuerda: "Nuestro primer encuentro tuvo lugar allí. Compartimos intereses comunes y perspectivas políticas afines. El tenis fue un vínculo que nos unió, y nuestra relación comenzó a florecer". Informa Voces Críticas.
La pasión que compartían Irene y Wolff era tan intensa que apenas se preocupaban por ocultarla, incluso asistiendo juntos a numerosos eventos públicos. Wolff revela: "En los Países Bajos, solíamos asistir juntos a fiestas y visitábamos a amigos. Incluso compartimos alojamiento en ocasiones. En total, nuestra relación perduró casi dos años y medio". En el aniversario ochenta y seis de Irene de Parma, se erige un oportuno recordatorio de su apasionante episodio en la historia real.
