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OPINIÓN

40 DIAS, ¡QUE DESAFÍO!

A mí me queda muy claro que si algo sabemos, al día de hoy, es que no se sabe gran cosa de la epidemia

Cuarentena

SALTA.- (Por Félix González Bonorino) Pasaron cuarenta días de cuarentena obligatoria. El pueblo puede elogiarse por el esfuerzo realizado para cumplirla y son suyos los resultados. La oposición puede vanagloriarse del boicot absurdo y desconcertado contra ese pueblo.

A mí me queda muy claro que si algo sabemos, al día de hoy, es que no se sabe gran cosa de la epidemia.

Se conoce el ciclo, esos famosos 14 días dentro de un cuerpo humano hasta que desaparece. ¿Desaparece? Pero no sabemos si los anticuerpos generados persisten impidiendo un nuevo contagio. Conocemos la vía de contagio, pero en algún momento afirmaron que se transmitía por vía aérea, luego negado. No sabemos con qué remedios hay que tratarlo. Suponen y prueban.

No sabemos si las fases “mecánicas” de relajamiento propuestas por los médicos a Fernández tienen sentido, más que, el sentido común. Es mejor que nada. Por supuesto no sabemos cuándo habrá una vacuna.

Lo que sí sabemos es que la cuarentena salvó y salvará vidas, personas de carne y hueso, familias que de otra manera se desgarrarían en entierros virtuales, despidiendo a sus amados en una foto.

También sabemos que la economía cruje.

Pero ¿Qué economía cruje?

Hay una economía que ha postergado a una parte muy importante de la sociedad a vivir hacinada en barrios abandonados. (Piensen en los bordes de los ríos de Salta Capital, no en Bangladesh)

Una economía que mandó al pueblo al trabajo “autónomo”, metonimia (gracias Zulma) que esconde al precarizado, cuenta propista, “changarín”, explotado, sin leyes laborales. Excluidos que esta economía necesita.

Hay una economía que concentra y acumula todo lo que hay en (muy) pocas manos y que nos dice en la “jeta” vos no tenés, no te toca, no lo merecés, no sos.

Una economía donde muchos de los que concentran lo hacen ilegalmente. ¡Más claro echale a Susana Gimenez!

A esa economía se le rompió el equilibrio inestable que significaba cierto nivel de consumo de cosas que hacen “funcionar la sociedad” y que son superfluas. Porque la cuarentena lo revela, no las necesitamos.

Habría que construir una nueva economía. La nueva economía debería tomar esta profunda experiencia de miles de muertos y plantearse ¿Qué es lo importante?

Importante son las viviendas dignas y salubres, los servicios para todos, un ambiente sustentable, la salud a la que todos tenemos derecho, una educación que nos permita mirar el horizonte con optimismo. ¿Cómo la pagás? Escucho a los liberales. Produciendo, exportando y cobrando impuestos. Todos los impuestos que hagan falta. Un nuevo equilibrio. Seguro que no especulando.

El virus rompió esta economía “por un tiempo”. Está en nosotros plantear las prioridades, las nuevas y urgentes prioridades, que deberían relegar la codicia de la concentración interminable al cajón de los recuerdos. Todo un desafío.

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