El fracaso del Plan Belgrano

SALTA.- (Por Matías Assennato para Voces Críticas) El Plan Belgrano, anunciado y utilizado como bandera durante la campaña presidencial en 2015, fue una apuesta fuerte, audaz y de gran impacto porque significaba el comienzo de la reparación que el norte argentino reclama desde hace tiempo en búsqueda de la equidad necesaria dentro de nuestro contexto de país federal.

A fines de diciembre de 2015, se puso al frente del Plan al actual Diputado Nacional, José Cano. En el relanzamiento del Plan, se designó como titular a Carlos Vignolo. Sin embargo, ni en una ni en otra gestión, se logro cumplir con los objetivos, los más pesimistas hablan de una ejecución que apenas supera el 12% mientras que los más optimistas (y por supuestos ex funcionarios nacionales) remarcan que en 4 años se superó el 50% de la ejecución de las obras. 

Sea uno u otro el resultado, el Plan Belgrano constituye uno más de los grandes fracasos del gobierno de Mauricio Macri, siendo su consecuencia la continuidad de la desigualdad histórica en el norte de nuestro país.

Nuestro norte sufre un hoy un deterioro económico y social que viene de varias décadas, consolidándose como la región más pobre del país, el acceso a la salud, a la educación, la carencia de oportunidades son algunos de los inconvenientes que desde el Gobierno Nacional conjuntamente con las provincias y por medio de este Plan iba a resolverse o atenuarse.

Eran millones en inversiones para las 10 provincias del Norte Argentino que llegarían y nunca llegaron, era el inicio de un proceso para erradicar la inequidad y marginalidad después de muchas décadas de sufrimientos, y no lo hicieron.

La oportunidad

Este nuevo gobierno está ante la oportunidad histórica de “poner a la Argentina de pie”, y principalmente al norte argentino. Es la oportunidad de ejecutar un Plan para que el norte argentino tenga contenido político, gestión, presupuesto, inversiones y obras. Es la oportunidad de reunir a los diez gobernadores del norte, que son los interlocutores naturales; es el tiempo de enunciar cuáles son los problemas de la región, la situación de sus cadenas productivas, qué realidad tienen los sectores competitivos y dinámicos, quiénes cuentan con potencial de crecimiento y cuáles requieren atención para alcanzar competitividad y generar las propuestas para abordarlo.

El Plan Belgrano sigue siendo una oportunidad, una iniciativa que, de ponerse en marcha de manera efectiva y de poder progresar satisfactoriamente, significaría una verdadera transformación para las provincias del noroeste y del noreste, generando cambios estructurales en: infraestructura, comunicaciones, transportes, desarrollo económico-social, educación y salud; teniendo además incidencia en los campos de la seguridad, la defensa y la política exterior.

La visión de Alberto Fernández es un país con un proyecto estratégico nacional, federal, de fuerte impacto geopolítico; el plan Belgrano puede convertirse en una herramienta fundamental para lograrlo.

Es tiempo de terminar con los proyectos basados en el marketing, proyectos y planes que son cascara vacía, es tiempo de un Plan Belgrano con visión, estrategia, autoridad política y conocimientos, que devuelva el federalismo a la Argentina, que ponga de pie al norte del país y a sus economías regionales.

Por Matías Assennato