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HISTORIAS SALTEÑAS

'Bussi no eliminó al ERP”: Enrique Giménez, heridas abiertas de una Argentina profunda

El ex militar salteño derriba viejos mitos. Conocé su conmovedora historia

'Bussi no eliminó al ERP”: Enrique Giménez, heridas abiertas de una Argentina profunda
Por Redacción Voces Críticas
domingo 10 de marzo de 2019

SALTA.- Se cumplió un nuevo aniversario del Operativo Independencia y Enrique Giménez, ex militar salteño, oriundo de San Andrés, departamento de Orán, que tuvo intervención en él, integrante del grupo de veteranos de esa guerra, abre su corazón en carne viva para relatarnos un pedazo de ese lacerante capítulo de nuestra historia, que aún hoy, transcurridos 44 años, sigue supurando dolor e impotencia.

 

“A nosotros nos mandó a la guerra la democracia, nosotros no tenemos nada que ver con la dictadura. Por eso siempre remarco que somos la guerra no reconocida por la democracia; cuando llegó la dictadura, la mayoría estábamos afuera o a menos de un mes nos fuimos a nuestras casas. Cuando Bussi llega a Tucumán, la guerrilla estaba prácticamente eliminada, quedaban unos foquitos porque el grueso del ejército en ese lugar ya estaba eliminado, Bussi no eliminó al ERP”, explica enfáticamente Enrique. “Soy soldado clase 54 y tuve la suerte o la desgracia de hacer la colimba en Tartagal ese año, y por un decreto firmado por Perón, y después que murió lo firmó Isabel con Luder y López Rega y todo el séquito, entonces nos mandaron a la guerra a los montes tucumanos”.

El marco de la historia vivida por Enrique, y por tantos excombatientes, se remonta al año 1975, más precisamente al día 5 de enero, cuando se estrelló un avión de transporte militar en la ladera del cerro Nuñorco Chico, cerca de Tafí del Valle, en Tucumán. Un mes después, la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón firmó el decreto ordenando al Ejército conducir el plan de ataque contra la guerrilla en esa provincia.

Enrique, con paciencia de profesor, explica que esa guerra se libró contra el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) cuyo jefe era el guerrillero marxista Mario Santucho, y no contra la agrupación Montoneros, porque “la cabeza de ellos era Firmenich”. “Ellos querían poder, yo lo analizo después de muchos años, y como Perón no les da poder, porque no les da ningún ministerio, no les da manejo de plata, entonces salen a matar argentinos, a secuestrar gente” y remata con un “por eso yo digo que se le fue la mano a Perón, y por eso firmó el decreto. Ellos no reclamaban que tenían hambre o que tenían ganas de trabajar, como hoy hace Barrios de Pie que quieren más planes porque tienen que laburar para comer, no, ellos querían tomar el poder por la fuerza; si ellos ganaban, nuestra bandera hubiera sido un trapo blanco con una estrella roja y con letras del Ejército Revolucionario del Pueblo, esto te lo firmo”, subrayó.

 

Pero alza la voz con arrojo para resaltar el valor de los soldados de Manchalá, el combate transcurrido en la escuelita de ese paraje, cerca de la localidad tucumana de Río Colorado, cuando un grupo de alrededor de 15 soldados, que se encontraba pintando el establecimiento, frenó imprevistamente a cerca de 300 guerrilleros, en una acción sin precedentes. “Estas personas iban a tomar el pueblo, iban a tomar el comando de operaciones y daban por ganada la guerra. Por eso, ese combate de la escuelita de Manchalá fue para mí el combate más crudo y el más importante para el Ejército Argentino”.

“El 13 de junio nos vamos a juntar en Tartagal y vamos a desfilar como veteranos de guerra del Operativo Independencia, invito a todos los que quieran sumarse”, destaca.  Mientras transcurría la charla en Córdoba, Enrique interrumpía su participación para atender los clientes de su verdulería, actividad que desarrolla hace 52 años, porque trabaja desde los 12 años cuando comenzó manejando el tractor en la finca de su hermano.

“Lo único que me importaba ese año que estaba haciendo la colimba era que terminara, que me dieran la baja porque quería salir de joda como cualquier joven de 20 años”, recuerda así los tiempos del servicio militar. Pero el destino guarda para nosotros, sus marionetas, caminos misteriosos, y guiado vaya a saber por qué hado se dio a vivir la aventura que marcaría para siempre su vida, librándolo también de morir emboscado en un helicóptero, al que no subió por orden de su superior. Vivir para contarlo parecería ser el nombre de esta, la historia de un excombatiente, su relato, y parte también de la historia de la Argentina.

Por Carolina Mena Saravia para Voces Críticas

 

 

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