El psicólogo Diego Quindimil analiza el accionar de Juan Ameri: " A partir de lo que pasó con el tetagate, uno sabe quién es Ameri, de dónde viene"

SALTA.- ( Redacción) Voces Críticas dialogó en exclusiva con Diego Quindimil, psicólogo laboral. Analizó el tetagate, profundizó sobre el escándalo del diputado Ameri y realizó una lectura de los desafíos que implica para las personas el teletrabajo.

V. C.: Señor Quindimil, ¿Qué análisis realiza de esta situación que se dio en la Cámara de Diputados de la Nación?

D. Q.: Primero quiero decir que no justifico para nada de lo que pasó en la Cámara de Diputados, pero más allá de eso, uno podría pensar algunas cuestiones en relación a lo que ocurrió y tiene que ver con esto de estar trabajando desde casa. Nosotros somos actores de carne y hueso que representamos diferentes personajes.  Uno representa el personaje de la profesión que ejerce, luego con tu pareja sos su novio y si estás con tus hijos sos un padre.   Somos actores de carne y hueso que representamos a distintos personajes de acuerdo al ámbito en donde estemos. Lo que pasó en la pandemia, es que tuvimos que salir a trabajar desde casa y ahí se mezcla lo que tiene que ver con nuestra vida cotidiana y con nuestra vida laboral.

V. C.: Diego Quindimil, ¿Ahora tenemos que convivir con todas estas personalidades al mismo tiempo?

D. Q.: Claro y puede haber algún momento de confusión o de distracción. Pasó esto, más allá del tetagate, con otras personas que se estaban cambiando mientras estaban en videos por Zoom o inclusive personas haciendo sus necesidades en el baño mientras tenían alguna conversación virtual. Ahí es donde no se ve el límite entre lo que es la vida íntima y la vida laboral. Otra situación fue lo que le pasó al marido de Luciana Lopilato, que tuvo una situación medio violenta en un vivo que ellos hicieron. Esto de la realidad virtual no queda claro cuál es la parte íntima y cuál es la parte de lo público. Más allá que en el caso de un diputado tiene una doble responsabilidad, porque  es el representante del pueblo y esto hace que este acto fallido que tuvo le cueste la carrera.

V. C.: ¿Este caso fue lo mismo que el caso de Esteban Bullrich y Alperovich?

D. Q.: No, creo que lo de Alperovich tiene mayor gravedad, porque lo que se plantea es un hecho de violación, Me parece que eso adquiere una gravedad diferente.  En el caso de Ameri, se devela algo de lo sexual en una sociedad que no quiere ver la sexualidad del diputado.   En el caso de Bullrich fue casi una avivada que también lo desprestigia.  Esto no es lo que se espera de los funcionarios. Los funcionarios, al ser representantes nuestros, tienen que ser y parecer. Con sus actos cotidianos tienen que demostrar que son valiosos representantes. Es como el caso del Papa Francisco, que a partir de que se convirtió en Papa dejó de ser Bergoglio y en cada acto el Papa tiene que ser consistente con su Papado. Entiendo que nosotros esperamos de nuestros representantes esa dignidad.

V. C.: Se viene hablando mucho de cómo ha avanzado la tecnología y se empieza a insertar en diferentes rubros; por ejemplo la tecnología en la política es relativamente nueva y se disparó con esta situación de pandemia, ¿Cree que la sociedad tiene que tomar más responsabilidad al momento de utilizar la tecnología?

D. Q.: Creo que la tecnología es una herramienta y como con todas las herramientas, uno lo puede utilizarla bien o mal. Si compro un martillo lo puedo utilizar para armar un mueble o golpear a alguien, es decir que la herramienta no es su buena ni mala sino que depende del uso que nosotros le hacemos. En términos de política, uno puede pensar que la tecnología es una buena herramienta porque democratiza el acceso a la gente de la información.  A partir de lo que pasó con el tetagate, uno sabe quién es Ameri, de dónde viene y quién va hacer su reemplazante.  La tecnología nos cambió la vida, en algunas cosas para mal y en otras para bien. Depende mucho de cómo la estamos usando y ahora, en pandemia, es un problema por la dificultad de conexión y si uno ve la cantidad de horas que está conectado seguramente es mayor a la cantidad que se desea. Impacta en la salud mental este exceso de tecnología y hay que saber controlar lo porque también está la adicción a la tecnología.

V. C.: ¿Qué podemos hacer para evitar situaciones como las que le pasó a Bullrich y Ameri?

D. Q.: Lo que sucede habitualmente en el mundo del trabajo, es que estamos en piloto automático y nadie puede tolerar estar 8 horas frente a una cámara escuchando a alguien. Uno debería tener hábitos de desconexión. Hay una técnica que se usa habitualmente, que es la técnica Pomodoro que recomienda que cada 25 minutos de trabajo te tomes 5 minutos de descanso para poder tomar aire, volver con cierta recuperación y de ese modo, evitas quedar quemado.

V. C.: Incluso las nuevas tecnologías nos restan horas de sueño, ¿Es así?

D. Q.: Las tecnologías intentan atraparnos a nosotros. Nosotros luchamos, a brazo partido, con los ingenieros Chinos, Coreanos, Alemanes, etcétera y lo que quieren de nosotros es llamar nuestra atención porque con eso nos venden publicidad y ganan dinero. Todo esto lo hacen para tenerte enganchados, son como anzuelos que nosotros compramos, eso hace que estemos durmiendo menos y, en un contexto de pandemia, nos afecta no sólo la salud física sino también la salud mental.