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HISTORIAS SALTEÑAS

'Lo hacemos todo a pulmón, trabajamos mucho, con sacrificio”, Robert Strelkov se zambulle en los Juegos Panamericanos

En Salta los recursos son escasos para abordar una disciplina de esta naturaleza, la voluntad y la constancia siempre estuvieron de su lado

'Lo hacemos todo a pulmón, trabajamos mucho, con sacrificio”, Robert Strelkov se zambulle en los Juegos Panamericanos
Por Redacción Voces Críticas
viernes 03 de mayo de 2019

SALTA.- ¿Existirá el destino que predispone al ser humano a un derrotero marcado por la vida misma? Algunos responderían que sí y otros se inclinarían por la negativa. El caso de Robert Strelkov deja mucho hilo en el carretel para hacernos la pregunta: ¿Si no hubiera crecido en las Termas de Caimancito hubiera llegado como deportista al nivel que llegó hasta el momento, avizorando muchos éxitos más?

Robert Strelkov nació en San Pedro de Jujuy el 25 de marzo de 1993. El hecho de disfrutar del corazón de la yunga jujeña, a hora y media de San Salvador de Jujuy, lo llevó a desarrollar el gusto por los deportes acuáticos, y no tardó en destacarse en lo que luego sería su carrera: la natación.

Aunque en Salta los recursos son escasos para abordar una disciplina de esta naturaleza, la voluntad y la constancia siempre estuvieron de su lado, coronando los logros del presente con la clasificación a los Juegos Panamericanos en Lima, Perú, donde la disciplina natación dará comienzo el 8 de agosto.

“Empecé a competir a los diez años. Queremos seguir trabajando de la misma manera, aprovechando los recursos que tenemos en Salta, que no son tantos” explica Robert. “Nadaba desde los doce años, pero había dejado tres años, desde 2012 a 2015, para dedicarme a trabajar y decidí volver a fines de 2015. Me fue cada vez un poco mejor, el año pasado hice el Sudamericano, hice el récord argentino, año a año se sigue mejorando”.

Robert recuerda constantemente a su equipo, a su entrenador y destaca que él mismo desarrolla la planificación física, “consulto, por supuesto, con mi entrenador, pero la armo yo”. A simple vista se nota el entrenamiento que lleva a cabo, pues el estilo que domina a la perfección, mariposa, ha esculpido su cuerpo notoriamente.

Respecto a las limitaciones con que se enfrenta día a día en cuanto a estructura, este joven de voz firme, no se desalienta, remarcando el hecho de que es “muy difícil que alguien quiera desarrollar la natación, porque si no tenés infraestructura, quién va a querer ir a ver un torneo en una carpa chiquita. Nosotros lo hacemos todo a pulmón, trabajamos mucho, con sacrificio”. “Mi familia está muy orgullosa de lo que estoy logrando, mi novia Débora también está pendiente, me acompaña a los entrenamientos y al gimnasio. Todavía no me vio competir”, resalta Robert risueño. Sus dos hermanos también disfrutan de su éxito, aunque "no trata mucho con ellos por el hecho de que ya son grandes y han hecho su vida", cada vez que se enteran de sus logros por los diarios, se dan un tiempo para llamarlo, felicitarlo y darle fuerzas en cada competencia.

Existe también la posibilidad de participar en el Mundial de Corea, en julio, aunque por el cambio de horario y la distancia todavía no se definió su participación en el torneo. La memoria de los momentos gratos vividos lo lleva a remontarse allá por 2010, cuando participó de los Juegos Olímpicos Juveniles, “los recuerdo con mucho cariño, fue un evento tremendo que se desarrolló en Singapur; el nivel fue algo que realmente daba gusto”. Para esos tiempos era un adolescente disciplinado que ordenaba muy bien su tiempo. "No era un alumno de diez, pero cuando tenía que sentarme a estudiar lo hacía", cuenta como egresado del colegio Uzzi.

La complejidad de la técnica del nado mariposa es conocida. La clave está en la sincronización, característica que Robert desarrolla ampliamente, no solo en los movimientos, en la respiración y en la coordinación impecable de brazos y piernas sino en la depuración y mesura de un entrenamiento cuidado y a conciencia. Los logros que lo acompañaron hasta ahora serán, con seguridad, la piedra basal para el éxito de un futuro que se vislumbra más que promisorio.

Por María Carolina Mena Saravia para Voces Críticas

 

 

 

 

 

 

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