Sandra Palomo: Luces y sombras de otro caso siniestro en Salta

SALTA.-(Por Martina Guzmán para Voces Críticas) La sociedad salteña volvió a ser tapa de diarios nacionales a raíz del asesinato de Sandra Palomo, una docente de origen formoseño que el fin de semana pasado salió en su camioneta de compras y tras desaparecer unas horas fue encontrada muerta en un descampado de la zona sur de la ciudad. 

No se trata de volver sobre los detalles de cómo ocurrió el crimen, sino de llamar la atención a la población sobre estos hechos que se han dado en los últimos años en Salta, crímenes casi sin sentido y que de pronto parecen ubicarse en el mismo frezzer de la morgue donde se depositan los cuerpos. 

El primer dato curioso es que todos hechos criminales han tenido como víctimas a mujeres, luego, han sido cometidos con saña y alevosía y por último, se ha operado una mecánica de ocultamiento que termina en la indeterminación, no sólo de culpables sino de siquiera sospechosos.

En el caso presente de Palomo, se plantea la cuestión de que el único detenido es un menor de 15 años, lo cual pone a debate la cuestión de bajar o no la edad de imputabilidad para hechos delictivos. Sin embargo, plantearlo así sería una cuestión muy simplista ya que el fenómeno criminal es mucho más complejo y hunde sus raíces en sospechas de ocultamiento o impericia y negligencia. 

¿Cómo se entiende que el CIF de la provincia de Salta, reputado como el más competente en el país no pueda descubrir caminos hacia la verdad en crímenes resonantes? O peor aún, que sus integrantes estén incursos en falencias graves que van desde el descuido elemental a la suspicaz idea del ocultamiento. 

En este sentido hay que valorizar la actuación del Procurador, Abel Cornejo, quien parece dispuesto a hundir el bisturí hasta el hueso en este aspecto, aunque los tiempos políticos ya van a cambiar en poco tiempo y no es posible saber si este impulso podrá continuar. 

Sandra Palomo hoy viene a sumarse a un escabroso listado que se inicia con las turistas francesas, Cassandre Bouvier y Houria Moumn, continúa con el ahora caído “pacto suicida” de Luján Peñalva y Yanina Nüesch, el alevoso asesinato de Jimena Salas y ahora este caso, que si bien es muy reciente, pero conviene mencionarlo como advertencia de que no vaya a pasar a integrar ese lúgubre listado de mujeres cruelmente asesinadas y asesinos alegremente libres.

Por Martina Guzmán para Voces Críticas