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TESTIMONIO

El relato de una de las víctimas de Gustavo Zanchetta: “Te decía ‘el obispo está cansado, masajéame’”

Actualmente el ex obispo vive en el Vaticano

El relato de una de las víctimas de Gustavo Zanchetta: “Te decía ‘el obispo está cansado, masajéame’”

SALTA.- (Redacción Voces Críticas) A poco más de un año que salieran a la luz las denuncias por acoso y abuso sexual contra Gustavo Zanchetta, una de sus víctimas se animó a contar los horrores que le tocó vivir.

Se trata de Alan (llamado así para resguardar su identidad), un joven salteño de 23 años, quien entró al seminario cuando tenía 17 y estuvo allí durante cuatro años hasta que en enero del 2019 decidió dar por finalizada la formación que lo conduciría al ministerio sacerdotal. "Me fuí porque no se podía estar, de 30 curas solo nos apoyaban tres. El actual obispo (Luis Scozzina) en lugar de preocuparse para ver cómo estamos, insiste con la teoría de que todo fue armado para perjudicar a Zanchetta y a los denunciantes no les deja tener contacto con nosotros", comentó.

Por otro lado relató que "a Zanchetta lo conocí antes de entrar al servicio, él me visitó en mi casa. Es algo común, lo hacen para ver si estás preparado para ingresar al seminario. Me sentía importante, era motivador. Un hombre tan querido, una figura a seguir, respetada por toda la comunidad, se estaba preocupando por mí. Ahora me siento un boludo. Hoy me doy cuenta que no venía a verme por mi interés vocacional, sino con otras intenciones. Un juego sucio".

"Zanchetta tenía actitudes inapropiadas. Primero, decía que estaba cansado y que necesitaba masajes. Te decía ‘el obispo está cansado masajéame’, y el tipo lo disfrutaba, gemía como si estuviese excitado. Pensamos que era algo inusual, lo tomamos como un juego, pero después siguió con los pedidos y ya empezaba a quitarse la camisa. No lo hacía con todos, a los que por ahí eran gorditos o procedían de una etnia aborigen no les daba bola", añadió.

En esta línea Alan fue muy contundente: "Vivía todo el tiempo caliente, con la leche en el ojo. En el almuerzo te lamía la cuchara provocativamente, salía de dar misa y te tocaba el hombro, o te agarraba de la cintura por detrás y te apoyaba los genitales en la cola. Nunca me imaginé que se iba a descontrolar. Nosotros tratábamos de manejar la situación, de tomarlo para la joda".

Por otro lado el joven sostuvo que en la actualidad su vida "no es fácil, porque estamos hablando de una eminencia dentro de la sociedad". Si bien insiste en subrayar el apoyo incondicional de su familia desde el momento en que se lo contó, asegura que es inevitable sentirse frustrado por el hecho de no poder recomponer sus vidas, a pesar de la ayuda psicológica ya que "la gente te señala con el dedo, no saben lo difícil que es todo. Vamos desconfiando de todo el mundo, si el obispo hizo eso, quien te garantiza que otro no sea así. Yo no pierdo la fe, pero ya casi no voy a misa, prefiero ir sólo a orar por mi cuenta. Cuando voy y hay gente, el cura se incomoda, sabe que sabemos lo que son porque Zanchetta no es el único, y además nos conocemos todos y la gente mira raro”.

“Si tuviera la posibilidad de hablar con el ex obispo, le preguntaría porque. ¿Por qué todo este daño? ¿Qué sintió él cuando entró al seminario y porqué se enamoró del servicio, de la iglesia y ahora hizo esto?", cuestionó Alan.

Fuente: Perfil

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