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Día Internacional del Malbec: un día para celebrar

Hoy se celebra el Día Internacional del Malbec; recordemos el derrotero en el norte del país de esta cepa argentina

Día Internacional del Malbec: un día para celebrar
El Cnel. D. Wenceslao Plaza trajo desde Chile a Salta las primeras cepas francesas en 1886 Pocos son los que saben quién fue este pionero de la vitivinicultura argentina que nació hace 169 años, pero su nombre aún resuena entre la gente mayor de los Valles Calchaquíes
El Cnel. D. Wenceslao Plaza trajo desde Chile a Salta las primeras cepas francesas en 1886 Pocos son los que saben quién fue este pionero de la vitivinicultura argentina que nació hace 169 años, pero su nombre aún resuena entre la gente mayor de los Valles Calchaquíes
Por Redacción Voces Críticas
viernes 17 de abril de 2020

SALTA.- (Por Rodolfo Leandro Plaza Navamuel) El Valle de Calchaquí, la tierra de los viejos vitivinicultores –generalmente hacendados tradicionales, propietarios de grandes extensiones-, como poseedores de grandes, medianos y pequeños viñedos y bodegas, fue pasando de generación en generación en las mismas familias durante doscientos años o más, en algunos casos. Este Valle, como unidad geográfica y económica se divide en el “Valle de Arriba” y el “Valle de Abajo”, tal consta en antiguos documentos se lo ha denominado siempre y cuya vinculación y mutua dependencia deben considerarse inseparables de la unidad Calchaquí. Últimamente, algunas bodegas por razones de marketing y con el propósito de promocionar sus vinos, han venido a llamar a Cafayate, como “el Alto Valle de Cafayate”, pero lo cierto es que Cafayate queda en el “Valle de Abajo”.

El Malbec, es el gran exponente del vino argentino y se atribuye haberlo introducido en Mendoza al ingeniero agrónomo francés Michel Aimé Pouget a mediados del siglo XIX, junto a plantas y semillas que incluía varias cepas, como Cabernet Sauvignon y Pinot Noir, que por iniciativa del expresidente de la Nación Domingo Faustino Sarmiento se puso al frente de la Quinta Normal de Agricultura de Mendoza en 1853. Desde 2011 la Argentina homenajea a Pouget con el Día Mundial del Malbec cada 17 de abril, festejo que se ha extendido a más de 45 ciudades alrededor del mundo y la provincia de Salta, desde su propia historia vitivinícola, adhiere a estas celebraciones.

El Malbec en el mundo, hoy por hoy es considerado como un “sinónimo de vino argentino”. Pero, en lo que concierne a estas latitudes, otro es el momento de aquella olvidada cepa francesa en la provincia de Salta y es un tercer hombre de la vitivinicultura argentina quien ingresará el Malbec treinta y tres años más tarde en el Norte del país.

En efecto, el origen del Malbec en la provincia de Salta se debe a la iniciativa de don Wencesalo Plaza, un productor progresista, fundador del pueblo de Animaná (Departamento de San Carlos, Valle Calchaquí), que descolló como un gran filántropo, líder político y comandante de la Guardia Nacional en ocasión del conflicto limítrofe con Chile en 1895.

Don Wencesalo Plaza, en 1886 introdujo y desarrolló con éxito el cultivo del Malbec y otras cepas francesas, como las de Pinot (blanca y tinta), Cabernet Sauvignon, Barbera y Lorda o Tannat que trajo desde Chile, mejorando la calidad de los vinos salteños y constituyéndose a fines del siglo XIX en uno de los más importantes productores vitivinícolas. Es, sin duda, a partir de esta acción pionera que se comienza a elaborar vino fino en la provincia que abre nuevas posibilidades y, cuya producción, a principios del siglo XX, ya era considerada como la industria de mayor importancia.

 

 Además, propulsa la implementación de un nuevo sistema de riego por canales que se venía utilizando exitosamente en Mendoza, en reemplazo del viejo sistema por anegamiento en tazas altas y cuadros, difundido en los Valles desde tiempos remotos. Luego, aquellas vides francesas que ingresan fuertemente de la mano de aquel pionero, se convierten a través de la vitivinicultura en motor de la economía, prosperidad y fuente de trabajo, extendiéndose a todo el Valle Calchaquí.

La epidemia de cólera

En estos tiempos de la pandemia de coronavirus, cabe recordar que a fines de 1886 se desencadenó en las provincias de Tucumán y Salta una terrible epidemia de cólera morbus, detectándose en la ciudad de Salta al primer infectado el 25 de diciembre de ese año, y el 30 el segundo, mientras que el primer caso en San Carlos apareció el 5 de enero de 1887; se produjo una alarmante cantidad de enfermos y muertes, siendo la última población nombrada en la que más estragos ocasionó el mal. En Animaná, don Wenceslao Plaza que ya se había ganado el cariño y respeto de los vecinos, hizo una nueva demostración de generosidad sin alardes: atendió en silencio las necesidades que planteaba la epidemia con aportes de dinero, carretas para el transporte de víveres y remedios para los enfermos y sus familias, ocupándose también de los difuntos. Proveyó alimentos y cedió una casa de su propiedad situada frente a la plaza del pueblo de San Carlos, para que sirviera de hospital u otro fin que reclamara la atención de las víctimas del terrible flagelo (esta edificación existe actualmente y es conocida como la Casa de los Arcos). Además, previó medidas de higiene; aún sin ser médico ni profesional afín, montó una botica en su casa y ejerció exitosamente la farmacopea desafiando el contagio y la muerte.

Enterados de estas acciones en los pueblos cercanos, acudieron centenares de coléricos al centro hospitalario “gratuito” de San Carlos y desde allí don Wenceslao extendió su filantropía hasta la provincia de Tucumán, logrando de tal manera realizar una contribución fundamental para detener la peste en solo dos meses, es decir, el 9 de marzo de aquel año, según consigna la memoria ministerial del gobierno del doctor Martín Gabriel Güemes. La tradición de la zona recuerda que Plaza suministró a los infectados aguardiente de uva con tuna y prohibió a los habitantes comer frutas, que casualmente ese verano se había producido en abundancia, por lo que debió ser tirada al río, de suerte que –apunta el historiador Francisco Centeno- su caudal “a veces iba tapizado de sandías, melones, manzanas, duraznos, etc. despertando así con sus policromas ondulaciones, la codicia de los pobladores del lado de La Quesera”.

Como reconocimiento a su destacada abnegación en este trance, el gobierno de don Martín Gabriel Güemes le extendió una medalla de plata con la leyenda “El Pueblo Agradecido”, un diploma de honor y varias otras distinciones otorgadas por la Sociedad de Beneficencia de Tucumán. Según refiere Cadena de Hessling, esa “provincia vecina recibió también por parte del ilustre salteño diversas obras de caridad”.

Hombre de ideales y principios, preocupado por tantos problemas sociales y políticos que afligían a su país, juntamente con otros conocidos salteños se integró a las filas de la Unión Cívica Radical, convirtiéndose de tal manera en uno de sus fundadores en Salta, desechando “en toda oportunidad posiciones públicas a las que su destacada actuación le hacían merecedor. Jamás, por modestia y desinterés, aceptó formar parte de la administración pública”, pese a los innumerables ofrecimientos de altas candidaturas o escaños de ministerios o secretarías “prefirió en todo caso prestar otra clase de servicios en bien de sus semejantes y de su Patria”.

*Rodolfo Leandro Plaza Navamuel es presidente de la Federación Argentina de Genealogía y Heráldica, presidente de la Academia Güemesiana del Instituto Güemesiano de Salta y académico correspondiente de la Academia Argentina de la Vid y del Vino.

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