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EDITORIAL VOCES CRÍTICAS

Día del Periodista: evocación a Tomás Eloy Martínez

En este día vuelve cíclica e inexorablemente a mi memoria el "Decálogo del periodista", de Tomás Eloy Martínez, a quien me unen lazos de sangre y una profunda admiración en su cálido recuerdo. Gabriel García Márquez lo consideró el mejor periodista en lengua castellana, y Gabo no se equivocó

Día del Periodista
domingo 07 de junio de 2020

ARGENTINA.- (Por Carolina Mena Saravia) Hoy celebramos el Día del Periodista, inspiración para recordar a Tomás Eloy Martínez, el escritor-periodista, periodista-escritor, que hizo de esta profesión un culto, llevándola al pináculo del deleite en la conjugación de la firmeza y la excelencia en la palabra, santo y seña de su motivación al considerarla un “acto de servicio”.

El motivo de la evocación de este día es el recuerdo de la chispa que dio nacimiento al primer periódico de la recién estrenada etapa independentista de nuestro país, cuando en los albores de un 7 de junio de 1810 vio la luz la primera entrega. Se trataba de la “Gazeta de Buenos Ayres”, su fundación fue decretada por la Primera Junta de Gobierno, basándose en la necesidad de anunciar los actos oficiales, acontecimientos de gobierno y los que se suscitaban en el seno mismo del territorio y en el exterior.

Fueron sus primeros redactores Manuel Belgrano, Mariano Moreno y Juan José Castelli. De allí hasta la actualidad, ríos de tinta, literalmente, inundaron el qué y el cómo de una nación en ciernes. Doscientos diez años después transitamos la misma senda, manteniendo incólume el espíritu de libertad orientado a la veracidad en la información.

En este vapuleado 2020, con un país en cuarentena por la pandemia del coronavirus, cobra valor la decisión firme de mantener el timón con la mirada puesta en el horizonte, portando la veracidad como escudo y la convicción como estandarte.

Comunicar es la base de la concepción del periodismo, pero la comunicación encierra un sinfín de particularidades en la forma, la concatenación de los acontecimientos para que pueda ser transmitida de manera sencilla, unívoca y con rigor.

Difícil resulta creer que la pasión por la verdad pueda permanecer en una neutralidad abrumadora. Humanos, al fin, justamente ese es el desafío, la meta para el trabajo, con el respeto por la severidad en los datos que la información conlleva, debe ser un lema.

Vuelve cíclica e inexorablemente a mi memoria el "Decálogo del  periodista", de Tomás Eloy Martínez, a quien me unen lazos de sangre y una profunda admiración en su cálido recuerdo. Gabriel García Márquez lo consideró el mejor periodista en lengua castellana, y Gabo no se equivocó.

Simplemente, en estas líneas, un saludo a quienes creemos profundamente en el poder de las palabras, perpetuando la máxima del decálogo: “Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro”.

Decálogo del periodista

Por Tomás Eloy Martínez

1. El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.

2. Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la publicación.

3. Una foto que sirve sólo como ilustración y no añade información alguna no pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noticias en sí mismas.

4. Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos, y en el que todos deben sentir que lo que le sucede a uno les sucede a todos.

5. No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.

6. Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificando cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra que se escribe.

7. Evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.

8. Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.

9. Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés de lector más que en el lucimiento propio.

10. Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.

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