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A QUÉ ESPECIE PERTENECE

Laura Cartuccia: un espécimen de cualidades alienígenas

De indescifrable condición puesto que –políticamente hablando- las ha probado todas

Fuente: @lauracartuccia
jueves 23 de julio de 2020

SALTA (Por Franco AlvaradoEn tiempos en que la NASA descubre universos paralelos, algunos casos de vivientes hasta ahora incomprensibles comienzan a tener sentido. En efecto, dentro de los distintos órdenes de la naturaleza se encuentra el orden político, entre cuya fauna crece toda variedad de especies, algunas propias del estudio de un entomólogo, como pareciera ser el caso de la dicha Laura Cartuccia, espécimen de indescifrable condición puesto que –políticamente hablando- las ha probado todas. 

Aquí es donde la cuestión del universo paralelo tiende a confirmarse, pues, lo que aquí es peronista, allá no lo es. Lo que aquí es macrista, allá no lo es y lo que aquí es Frente de Todos, allá es Salta Nuestra… y viceversa. 

Entonces, surge para la ciencia la pregunta sobre qué clase de “rara avis” es esta Cartuccia cuya capacidad de mimetizarse según la ocasión –como el camaleón, dice la canción-, le ha permitido sobrevivir en los agrestes territorios de la política donde todo es inestable como las dunas: lo que hoy está aquí, mañana ya no está. Y aquí reside el secreto de la Cartuccia, que ella ¡Siempre está!

Incluso, se sabe, existiría un interés de alguna importante universidad norteamericana por estudiarla para descifrar esta capacidad de que, en ocasiones ¡Está aquí y allá!  Extraño fenómeno de bilocación sólo atribuida a los seres astrales o al Padre Pío, aunque la Cartuccia de pío lo único que tendría es el amarillo pollo de su cabello.  De allí el interés de los norteamericanos de abducirla para ingresarla en alguna universidad… es un frasco, claro está.

La ciencia es certeza y metodología, prueba y error, y la Cartuccia responde ajustadamente a cada una de estas fases procedimentales, de allí que ciertamente deba ser objeto de atención, es decir que todas estas cualidades a ella atribuidas anteriormente,  son empíricamente comprobables.

La metafísica capacidad de la Cartuccia para distribuir su entidad (de ente) en varios lugares ya fue demostrada cuando ocupó (físicamente) un lugar en el municipio, en la provincia y en la nación, siempre a cargo de Cuentas Generales del Estado ya que nunca se supo bien qué hacía ni para qué pero había que pagarle obviamente,  porque hoy en día, ni los seres cósmicos se manifiestan a título gratuito. 

Tampoco en la ciencia nada es casualidad, y en tiempos en que las portadas raramente se llenan de noticias sobre el advenimiento próximo de seres alienígenas que están llegando a conquistar la Tierra, la Cartuccia llena portales con gráficas suyas difundiendo alegorías políticas tan comprensibles como la placa de la Voyager I, que sabrá Dios quién pueda descifrarla.   Debieran sus pares de la Cámara de Diputados tratarla con algún cuidado y esmero, no sea cosa que llegue a transmutarlos en algo más ininteligible de lo que ya son. 

Luego, hay que mentar esta capacidad de la Cartuccia de ser en cuestiones de política, fácilmente reversible y a la prueba hay que remitirse: originalmente amarilla pato –como su pelo- y concebida en los laboratorios PRO donde se reproducían especímenes del tipo “veamos qué pasa con esto”, al cierre de esa firma, la Cartuccia ya va tornando hacia el colorado poncho del Grupo GS (Gustavo Sáenz), eso sí, sin ponerse ella colorada, cuestión también interesante de observar en esta entidad –la Cartuccia- ya que la ausencia de vergüenza es propia de los seres de sangre fría… ¿Reptilianos, acaso?

Quizás, imposible saberlo sin hacerla hervir un rato en un matraz, aunque sin llegar a esa prueba de laboratorio algunos afirman que en ocasiones se torna rosa/fucsia, el indescifrable color que envuelve a Bettina Romero, y con el cual se pinta el rostro la Cartuccia cada vez que la “Dama de Titanio” municipal hace sus apariciones. Como se ve, se comprueba por vía del absurdo aquella capacidad de “trilocación”: Cámara, Grand Bourg, Municipio.   Vamos por buen camino.

Ya comprobadas empíricamente dos cualidades de este ente “Cartuccia”, hay que resaltar una tercera y es su rápida domesticación frente al nuevo amo. Como la zorra de El Principito en su famosa frase: “¡Domestícame!”, en este caso también el proceso funciona: Del “Sí se puede” al “Gustavo dice”,   hay sólo unas letras de diferencia. Eso sí, aclarando siempre que lo de la zorra no es una adjetivación sino una comparación alegórica. No sea que todavía haya que andar explicándole al INADI el argumento de Saint Exupéry.

La NASA explica también que una capacidad de los extraterrestres es transportarse a velocidad mayor que la de los mortales de un sitio a otro y aparecer aquí y allá mediante el uso de portales de otra dimensión.   He aquí que también la Cartuccia ha dado muestras de viajar en el tiempo-espacio más rápido que sus pares, apareciendo de pronto en medio de una reunión de presidentes de bloques cuando ella no lo es.

Existe, sin embargo, una duda cartesiana sobre los alcances en la capacidad de transmutación de la Cartuccia:   ergo, es diputada por la abducción del titular del puesto, el promesado al poncho, Martín de los Ríos, quien funge circunstancialmente como ministro de “Dice Gustavo”, pero si la Rosa de los Vientos gira y lo sopla del cargo, Don Martín regresaría a la Cámara y hete aquí que la Cartuccia se vería en problema de demostrar que la ley física de que dos objetos no pueden ocupar el mismo lugar, ni con los poderes de Merlín el Mago se podría violentar esto y entonces, no le quedaría otra que utilizar el portal tridimensional para rajarse a otra zona de caza.

Por fin, y para dar otra prueba tangible de los extraños poderes de que está dotada la Cartuccia, en los últimos días ha demostrado que los escritos de Homero no eran fantasía y de que realmente Ulises había bajado al inframundo a conversar con los muertos.   La Cartuccia ha viajado al mundo del peronismo residual “U” a conversar con Pablo Kosiner, el de la eterna expresión de Nosferatu recién levantado de la cripta, seguramente para ir guardando lugarcito en ese Hades a donde pronto van a ir cayendo todos los que no ingresen al Empíreo de la CAP Justicialista. ¿Se entiende, verdad? ¿O a la Cartuccia hay que explicárselo con muñecos?

Si bien Lavoisier decía que “En la naturaleza nada pierde y todo se transforma”, hay que advertir que generalmente lo que se transforma lo hace siempre en una substancia más degradada que la anterior, de donde ¡Cuidado, Cartuccia! Porque no sea que de tanto transmutar lo que resulte ya no le sirva a nadie. 

La búsqueda permanente de la altura es peligrosa, hasta los barriletes cuando se les termina la sustentación caen a pique y de cabeza.

Por Franco Alvarado, para Voces Críticas.

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