Crío a una niña durante cuatro años creyendo que era suya pero se la habían cambiado en el hospital

Suelen decir que hay miles de personas en el mundo buscando a otras personas con el afán de completar su árbol genealógico. Los motivos de separación pueden ser diversos, pero que te cambien a tu hija, y que críes a la "equivocada" durante cuatro años, es imaginable solo en la ficción. 

Pero como también afirman la realidad supera a la ficción, y esto fue lo que pasó con José Gregorio Hernández, un colombiano de 35 años que vivió una historia que hoy -por suerte- se puede catalogar como un milagro. 

Corría el año 2015, cuando el comerciante se enteró que iba a ser padre de una relación extramatrimonial, y decidió hacerse cargo. Él, ya tenía otras tres hijas de su matrimonio. Así, acordó con la madre de su hija, estar presente en cada momento. 

Nació en marzo de 2016, y la recibió con gran alegría en el Hospital del Niño Jesús de Barranquilla. Aunque no estuvo presente en el parto, días después la conoció pero notó que algo no estaba bien, pues veía rasgos que eran diferentes a los de sus otras hijas, pero no les dio la mayor importancia porque estaba feliz de estar con ella. 

Así pasaron los años, entre las dudas, y las grandes diferencias físicas que había entre la pequeña, su madre y él. Pero nada cambiaba el amor. 

Un buen día, decidió que quería saber la verdad y llevó a la pequeña a hacerse una prueba de ADN. Cuando vio los resultados, pensó que la madre de la niña lo estaba engañando, pero ella también resultó incompatible cuando le hicieron las pruebas. 

Entonces decidieron ir al hospital y solicitar los registros. Tras andar durante bastante tiempo, lograron saber que ese día habían nacido siete bebés, de los cuales eran cinco niñas y dos niños. El hombre se centró en las niñas y comenzó la búsqueda por las redes sociales. 

Finalmente, cuando dio con el paradero de la que vio más parecida a él, le escribió a su madre hasta que un día le contestó. Se hicieron las pruebas y finalmente, se reencontró con la pequeña. Hoy, Salomé y Saray (su hija biológica) se conocieron, y aunque las madres se niegan intercambiarlas, Hernández, quiere participar de la crianza de ambas.