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EL JOVEN BEATO QUE PREDIJO SU MUERTE

“Pronto seré beatificado y poco después canonizado”: las palabras de Carlo Acutis a su madre

Un beato "de carne y hueso", contemporáneo, apasionado por la Eucaristía y con una vida entre ordinaria y extraordinaria nos abre las puertas del cielo

Carlo Acutis Fuente: Twitter
sábado 10 de octubre de 2020

MUNDO (Por María Carolina Mena Saravia) Carlo Acutis será beatificado y entrará definitivamente a los anales de la Iglesia católica. “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”, dice san Mateo en el capítulo de su evangelio en el capítulo 19, versículo 26. Sí, así como Carlo Acutis predijo su muerte, también lo hizo con su beatificación y futura canonización. Su madre, Antonia Salzano, brindó un estremecedor testimonio de la vida de este joven.

Lejos, muy lejos de lo que cualquier mortal siente que debe ser la vida de un santo, la de Carlo Acutis fue, en parte, la de un joven como muchos. La personalidad que desarrolló a lo largo de sus escasos 15 años marcó un hito en el mundo moderno.

Carlo Acutis también es conocido como el “ciberapóstol de la Eucaristía” porque su existencia fue un testimonio vivo de la fe en Cristo, en pensamiento y en obra. Concibió su misión en la tierra como un apostolado activo, centrado en su deber de hacer conocer a Cristo a través de los modernos avances tecnológicos, y puso manos a la obra desde su propia página web en la que difundía milagros eucarísticos y jugosos detalles de la vida de los santos.

¿Cómo se siente ser la madre de un beato? Esta fue la pregunta que contestó la mamá de Carlo Acutis, Antonia , muy emocionada al conocer en febrero pasado que su hijo sería beatificado. Relató en una entrevista exclusiva realizada por el National Catholic Register que, cuando su hijo estaba muriendo, tuvo un sueño en la última semana. En ese sueño vio a san Francisco de Asís, patrono al cual su familia invocaba protección, que le decía: “Tu hijo, Carlo, morirá muy pronto, pero será considerado muy alto en la Iglesia".

Su visión continuó con la imagen de Carlo “en una iglesia muy grande, en lo alto, cerca del techo, y no entendí entonces. Por supuesto que ahora sí. Su muerte, su enfermedad, su muy corta vida, todo fue diseñado por Dios”, explicaba en la entrevista Antonia, reflexionando sobre Dios y la razón por la que “había elegido a Carlo como ejemplo para los jóvenes de este período de la historia”.

Relato de un niño muy normal

El hecho de que Carlo recibiera gracias especiales desde muy corta edad no fue una novedad para su madre. Esta ambigüedad entre niño “común” y niño “especial” fue una condición que guardó desde siempre.

Su madre expresó esta dualidad con las palabras “gracias especiales”. La vida de Antonia Acutis no era esencialmente la de una persona devota, como se definió, pero su hijo Carlo, desde muy pequeño quiso ir a las iglesias. “Siempre quiso entrar y visitar a Jesús, para saludarlo”, contó refiriéndose a la devoción que el joven tenía a Jesús Sacramentado.

Especial es la palabra que sobresale de su definición, pero a ella se agregan cualidades como “muy bueno, muy educado, tan generoso”. Cuando se refería a su vida ordinaria, definía que no era necesario llamarle la atención por su conducta, “rara vez tenía que decirle a Carlo: ‘No hagas esto o aquello’”.

La razón de ser de su vida

En esa dualidad entre una vida como todas y como pocas estaba la verdadera alegría de Carlo, que supo transmitir a su madre junto con las ganas incontenibles del conocimiento profundo en la fe de Cristo. Desde muy pequeño hacía preguntas sobre doctrina católica a su madre Antonia, y ese fue el motivo por el que decidió anotarse en clases de catecismo para poder responder a las inquietudes de su hijo.

A medida que fue creciendo, se fueron despertando en este pequeño soldado de Cristo cualidades asombrosas. Su madre lo define como un líder, porque cuando “hablaba estaba lleno de Dios”. Cuenta que tenía una forma muy particular de tomar contacto con la gente, no importaba las creencias que estas tuvieran. “Carlo, también sabía cuándo evangelizar. Se le pidió que ayudara en el catecismo, y lo hizo, pero nunca obligó a los demás a hacerlo”, recordaba su madre en la entrevista.

Hoy, su exposición sobre la santa Eucaristía –la presencia de Cristo real en cuerpo, sangre, alma y divinidad en la hostia consagrada- recorre el mundo convirtiendo almas. Sus escasos y fructíferos 15 años fueron sembrando estelas de conversiones.

¿Qué son los milagros eucarísticos?

Carlo Acutis dedicó gran parte de su vida, utilizando sus habilidades para la tecnología, a difundir a través de ella el Evangelio y el mensaje de Cristo en formato 4 D, eligió para ello un tema fascinante y poco conocido: los milagros eucarísticos. Se embarcó en su aventura con pasión, creó un sitio web y se dedicó a viajar para registrar los prodigios ocurridos en el mundo entero con la Eucaristía, cambiando de una vez y para siempre la vida de quienes visitaban su página.

Hablar de milagros eucarísticos es hablar casi al unísono de conversiones espontáneas. La vivencia y la contundencia de estos prodigios abren los ojos a un mundo nuevo, y eso fue lo que Carlo Acutis realizó en vida.

“Él conocía muy bien las luchas y trabajó duro en sí mismo”, afirmaba su madre, al tiempo que acotaba una de las frases que su hijo repetía: "Cada minuto que pasa es un minuto menos para que podamos calificarnos para Dios".

Beato milenial

Carlo Acutis es reconocido por sus virtudes heroicas como cristiano, hecho que conlleva un mensaje claro, alcanzar la santificación en la vida diaria, sin más premisas que cumpliendo los deberes ordinarios de acuerdo al rol que cada uno desempeña en la sociedad.

Ese fue el sello de Carlo porque su vida era la de un joven de su edad. Su madre lo recuerda como “un hijo de su tiempo” al que le gustaba jugar a la PlayStation o juegos en su computadora, pero evitando caer en esa “especie de tiranía” que puede perturbar el alma.

Blandía un arma infalible: su voluntad. Con ella enfrentaba los avatares diarios en un constante ejercicio como un moderno espadachín de valores. Consideraba al tiempo como un comodín y perderlo no era una opción. Por eso se impuso límites en sus juegos, considerando que, con una hora a la semana, como máximo, su cuota de esparcimiento estaba cubierta. “¿Qué importa si puedes ganar mil batallas si no puedes ganar contra tus propias pasiones corruptas? No importa. La verdadera batalla es con nosotros mismos”, decía.

“Era un poco perfeccionista, pero no obsesivo. Siempre trató de mejorar. Así que algunas imperfecciones que tenía”, recordaba su madre. “También era un payaso de clase, muy divertido. Escribía pequeños dibujos animados, dibujos animados en 3 D en la computadora para divertir a sus amigos”, señala el National Catholic Register. Su sonrisa permanente lo demuestra.

Asís, como el pidió, la ciudad amurallada de san Francisco, cobijará sus restos mortales. Su alma inmortal está con Dios. Asistimos impactados ante su cuerpo incorrupto, vestido con jeans, remera y zapatillas, con un rosario entre sus manos, la oración que rezaba todos los días.

La Eucaristía, su alimento, y una vida “común” señalan el camino del buen cristiano, pues las virtudes heroicas pueden practicarse en la vida diaria. Ese es el mensaje del “ciberapóstol de la Eucaristía”, el santo contemporáneo que llega para interceder entre la tierra y el cielo.

Así como él mismo lo vaticinó: “Mamá, me gustaría irme de este hospital, pero sé que no lo haré con vida. Sin embargo, les daré señales de que estoy con Dios”. Indudablemente, Carlo Acutis lo está.

 

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