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Resturant estaba a punto de quebrar por el impacto del COVID-19 pero sucedió algo inesperado

El gesto que tuvo se volvió viral

Resturant estaba a punto de quebrar por el impacto del COVID-19 pero sucedió algo inesperado
domingo 29 de noviembre de 2020

ESTADOS UNIDOS (Redacción Voces Críticas) En tiempos donde las cuarentenas se han extendido en todas partes del mundo, para muchas personas ha sido difícil sostener sus emprendimientos. Se estima que tras la pandemia del coronavirus, el mundo quedará en una de las peores crisis económicas globales de la historia. Muchas personas conocen esto, y con pequeños gestos, ayudan a que otros -que tienen menos- puedan seguir con sus proyectos. 

Esta historia tuvo lugar en un restaurant de Cleveland, Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos que se habían hecho, Brendon Bring, había decidido ponerle punto final a su establecimiento, pues el aumento de casos de COVID-19 en Ohio, lo había obligado a buscar alternativas para mantener su economía, y con ella garantizar la comida para su familia. Sostener el local, ya se había vuelto cuesta arriba. 

Sin embargo, a poco de que llegue la Navidad, sucedió un hecho que puede ser digno de estas celebraciones donde aflora la solidaridad. La historia se hizo viral y dio vueltas al mundo. De acuerdo a lo que Brendon Ring, propietario del establecimiento Nighttown, le dijo a CNN, un cliente regular se había presentado a almorzar. De repente, se acercó y dejó su factura en su mesa que incluía una propina de U$S 3.000 (uno 450 mil pesos argentinos).



"El COVID está tan fuera de control en Ohio que decidí cerrar voluntariamente hasta enero", dijo Ring, y agregó que estuvieron ocupados con muchos de los clientes habituales viniendo ya que era el último día. "Este tipo entró y caminó hasta el bar y pidió una pinta de Stella. Tomó un par de sorbos y le dijo al gerente: ¿Me da la cuenta?", y ahí sucedió todo lo que se conoció después. Además de ese gesto, este cliente le pidió que lo mantengan en el anonimato. 

"Dijo: ‘Buena suerte chicos y nos veremos cuando vuelvan a abrir", aseguró el propietario, visiblemente feliz por este gesto.  Cuando Ring miró por primera vez la cuenta, pensó que era una propina de US$ 300, pero después de ponerse las gafas se dio cuenta de que le faltaba leer un cero. Fue una propina de US$ 3.000 en una cuenta de US$ 7. Corrió hacia el cliente para asegurarse de que no había cometido un error.

Cuando le consultaron si la suma no había sido un error, el cliente le pidió que lo comparta con el personal. "Buena suerte chicos, Feliz navidad y nos vemos cuando regresen". Ring dijo que es conocido por ser bromista con el personal, así que cuando compartió la noticia con una de sus camareras, ella pensó que le estaba haciendo una broma.

 

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