PROVIDA: "En estas horas decisivas para preservar el don de la vida, te pedimos, Espíritu Santo, que derrames tus dones infalibles en pos de nuestros ruegos"

SALTA (Redacción Voces Críticas) En estas horas decisivas para preservar el don de la vida, te pedimos, Espíritu Santo, que derrames tus dones infalibles en pos de nuestros ruegos. Sofía Medina nos envía esta oración y nos pide la compartamos con los lectores de Voces Críticas: "Comparto una oración que estamos realizando cada dos horas, hasta la votación"

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Oremos.....
Te pedimos Madre Santísima, Reina de los ángeles,
Que multipliques la presencia de tus santos ángeles
en el Congreso de la Nacion:
envía a San Miguel Arcángel con su milicia celestial,
envía ayuda extra a los ángeles custodios de cada senador
y de cada persona que ingrese al Congreso, para que los demonios
no puedan acercarse a ellas…
Te pedimos Madre que cubras con tu Manto el Congreso,
Te pedimos Madre un Pentecostés de Amor
sobre el Congreso de la Nacion para que
todos puedan decir Si a la Vida.

Por eso con el Poder de la Sangre de Jesús y con su nombre
sellamos el Congreso de la Nación y
todas las personas que ingresen por cualquier motivo,
y muy especialmente los que ingresaran para trabajar,
directa o indirectamente, en la ley del aborto.

Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que se respira
en el Congreso de la Nacion,
y en Fe colocamos un círculo de Su Sangre
a su alrededor.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.

Amén.

San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra las perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tu príncipe de la milicia celestial
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
Amén