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"CUANDO EL RÍO SUENA..."

Daniel Betzel, un “Main Führer” onda nazi o un “Medio Fulero” criollo

El “Método Betzel” consistiría en mantener a todos en un estado de permanente zozobra y temor a través de malos tratos verbales cuando no insultos o burlas por algún defecto físico

Daniel Betzel
Por Redacción Voces Críticas
viernes 08 de abril de 2022

SALTA (Por Franco Alvarado) Como dice el viejo dicho “las apariencias engañan”, y para quien lo conoce desde afuera de la vidriera, Daniel Betzel, encaja en la descripción de aquella balada que cantaba el dúo “Juan y Juan” que decía: “Sos un gordito simpaticón”. Pero la realidad parece ser muy distinta y en realidad Betzel tendría más de Hannibal que de la gracia de Bambi.

En efecto, este individuo que regentea nada menos que la Cámara de Comercio de Salta, tendría cuentas pendientes en diversos juzgados donde anidan expedientes generados por ex empleados que lo acusan de los más diversos cargos que irían desde maltrato personal, persecución psicológica hasta abuso laboral, esto sin contar los casos en los cuales se sustancian juicios por no pagar las indemnizaciones correspondientes por los despidos.

Según parece, Daniel Betzel, utilizaría con los empleados el famoso “método limón”, es decir, los exprime hasta que sacarles todo el jugo y luego los desecha, momento en el cual comienza la segunda parte del padecimiento de los damnificados que son revictimizados al tener que pagar dinero para efectuarle la demanda correspondiente, consumirse en esperas sin término para ver qué pasa con el expediente, volver a insistir con las diligencias judiciales que otra vez demandan costos; todo un perverso sistema de desgaste que Betzel parece tener muy bien calculado y aceitado porque los demandantes llegan al punto de agotamiento psíquico y económico y las demandas comienzan el letargo judicial hasta que prescriben.

¿Cómo lograría Betzel estos resultados? Sería el caso de que este émulo de Mr. Hyde y el Dr. Jekill –porque cambia de personalidad-, se valdría de contactos en puestos estratégicos del Ministerio de Trabajo que violando su compromiso juegan a favor de Betzel ya que esa primera instancia a la que acuden todos los empleados damnificados termina siempre en una vía muerta.

Ante la falta de resultados de parte del Organismo natural que debiera defenderlos, los perjudicados por Betzel acuden a la vía judicial donde comienza otro calvario ya que deben comenzar pagando los aranceles que estas acciones demandan y continuar pagando en el tiempo para sostener la acción para que los resultados sean los mismos: nada. Porque sería el caso de que Betzel también contaría con influencias y contactos en determinadas esferas que actúan para “dormir” expedientes o incluso detener denuncias policiales. Lo que en la jerga de más baja estofa se denomina “un mafioso”.

Según pudo conocerse, quienes se inician en alguna empresa de la férula de Betzel, cambian pronto su entusiasmo por haber conseguido un trabajo cuando comprueban que lo que en realidad han obtenido es un camino de expiación lleno de espinas y dolores. Porque el ambiente de trabajo sería hostil no sólo de parte del mismo Betzel sino de sus encargados y gerentes como Julieta Gutiérrez, quien desde su cargo en atención de planes de ahorro ejercita un descarado maltrato hacia los clientes –ya convertidos en víctimas- jugando al gato y al ratón, recurriendo al perverso método de mentir y desdecirse tratando con inusual habilidad de que el cliente termine pareciendo un desequilibrado que reclama algo a lo que no tiene derecho.

Estos personeros de Betzel –como Gutiérrez- siempre al decir de los comentarios, actúan como los “Kapos” de los campos de concentración nazi, cuidando para el “Medio Führer” (o medio fullero, como se escuchó por allí) que las ganancias se consigan incluso al costo del sacrificio de las personas.

El “Método Betzel” consistiría en mantener a todos en un estado de permanente zozobra y temor a través de malos tratos verbales cuando no insultos o burlas por algún defecto físico, lo cual según explicaría la psicología no es más que la proyección de sus propias carencias o limitaciones. De hecho, una persona segura de sí misma y educada no se procede esta manera.

Como en un campo de concentración, en los negocios de Betzel no importaría si el empleado tiene algún problema familiar o personal, debe cumplir y si necesita un permiso no lo obtiene y la necesidad termina convirtiéndose en fatalidad porque ya exprimido terminaría “en el horno” propiamente.

Todos estos procedimientos reñidos con la lealtad comercial y la honradez de procedimientos han podido reconstruirse en base a la gran cantidad de mensajes de Whatssap que llegaron a la casilla de Voces Críticas, después de la publicación de la nota “Del creador de “Rajemos a los manteros”, llega “La Gran Estafa de Citroën en Salta”, publicada oportunamente por Voces Críticas.

Así, sería evidente que Betzel tendría montada una verdadera cadena de “amigos” donde transitarían favores inconfesables que son utilizados por este “Fuhrer-Fullero” para ejecutar sus planes comerciales y desechar a sus empleados. La historia enseña que hasta los jerarcas de los campos de trabajos forzados terminaron finalmente ante un tribunal.

Por Franco Alvarado

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