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POR JULIO CASANOVA

Luis María García Salado y una gestión que hace agua

Luis García Salado
viernes 06 de mayo de 2022

SALTA (Por Julio Casanova para Voces Críticas) En ocasiones la realidad se confunde con la fantasía, pero en el caso de Aguas de Norte, se funde directamente porque allí todo es surrealista, ya que tratándose de la empresa que debe proveer del líquido elemento a los salteños, es la que más agua hace…, pero no porque la produzca sino porque se hunde. Un principio elemental de la navegación enseña que cuando esto sucede la nave zozobra, menos Aguas del Norte que todavía flota porque la mantiene el Estado, pero aún con esto no alcanza y está escorada con su “capitán”, Luis María García Salado, dispuesto a cumplir la ley del mar de hundirse con la nave, porque otro en su lugar el honor lo hubiera demostrado renunciando o bien, no aceptando el cargo, porque ningún capitán en su sano juicio aceptaría cruzar una tormenta al mando de una canoa.

Pero García Salado parece hacer honor también a su segundo apellido ya que la cosa allí dentro de esa empresa tiene sabor al arenque –por lo salado- que en el mito popular significa “trabajado para que fracase”, aunque viéndolo bien, aparentaría ser que éste señor no trabaja, al menos como debe, porque el agua que provee la empresa a su cargo, o es de muy mala calidad o directamente no sale de los grifos. Si de arenques hablamos, en Aguas del Norte, algo huele muy mal.

Hay que decir, sin embargo, en beneficio de García Salado que debe de ser el único político que tiene un verdadero sentido de inclusión y de igualdad respecto de la gente, ya que con su mala gestión ha perjudicado por igual tanto a los opulentos de barrios residenciales como a los habitantes de villorrios y poblados más lejanos. Para Luis María García Salado, todos son iguales ante la ley. “Su” ley, claro.

No es una calumnia, ni mucho menos sino una comprobación simple que surge si es que alguien busca testimonios, de sólo observar las redes sociales y algunas de las publicaciones para comprobar que las quejas llueven desde todos los sectores, tanto que si esas quejas fueran agua, esa “lluvia” le alcanzaría a García Salado para dar a toda Salta.

Es verdad que la Ciudad de Salta acarrea problemas estructurales serios como un microcentro y parte del macrocentro con cañerías próximas a cumplir los cien años, que donde antes hubo una casa con una dotación de seis personas ahora se levanta un edificio que alberga a más de doscientas, que los colectivos con suspensión invertida contribuyen a dañar la red de caños y una serie más de situaciones que conspiran contra un buen servicio; sin embargo, no menos cierto es que la desinversión en materia de infraestructura data de por lo menos una década y algo más hacia atrás. ¿Qué tiene que ver esto con García Salado? Que tomó la dirección de una empresa con serias falencias en muchos aspectos y jamás le explicó a la comunidad la realidad de lo que había asumido gerenciar.

En verdad que no se puede adivinar si García Salado es un interesado o un pelele, porque hasta el quiosquero de la esquina sabía que su antecesor, Lucio Paz Posse, conocido como “Pino” en la pandilla que gobernaba, parece que había esquilado a la empresa (porque se llevó toda la “lana”), y hasta se tomaba atribuciones fiscales ya que entre la colección de denuncias que cosechó figuraba una que lo sindicaba como inventor y cobrador de un impuesto a los usuarios de cuyo sentido y finalidad nadie supo nunca para qué fue. Ni la AFIP se atrevió a tanto.

Solamente un insano podría haber tomado como trabajo gerenciar semejante barco fantasma ya que Aguas del Norte era al momento de asumir García Saladao como el “Perla Negra” que nadie sabía quién lo conducía ni para dónde iba, ya que el "Pino” Paz Posse parece que habría andado de verbena política y económica en lugar de administrar seriamente lo que le habían confiado. Pero como bien dice el viejo dicho “Siempre hay un roto para un descocido”, allí apareció García Salado a presidir semejante cueva de Alí Babá.

¿Por qué una empresa con presencia estatal acusa tamañas falencias? Es algo que aún la presidencia de Aguas del Norte no ha respondido ni resuelto. Solamente hay dos formas de crucificarse así: cuando no se tiene autoestima y se dedica a poner la cara ante todos por el abandono, la desidia y hasta quizás la corrupción de otros, lo cual es absurdo porque raya lo masoquista, o bien, porque sabe que está cumpliendo con un compromiso político, a no ser que el presidente de Agua del Norte tenga en mayor estima acaudalarse con un sueldo alto que nunca quiso revelar a pesar de ser información pública a costa de lo que se suele llamar el “buen nombre y honor”.

Tal vez que García Salado pertenece a esa generación en extinción del siglo XX que en las fechas patrias hacía cadenas albicelestes de papel crepé y se disfrazaba de caballero y dama antigua para los actos patrios, porque ante la crisis de agua no encontró mejor respuesta que volver a los tiempos coloniales repartiendo por todas partes carros aguateros. Con el criterio de García Salado para solucionar una crisis así, el día que Edesa tuviera los mismos problemas pondría a los inspectores a repartir velas unidas de un palo que llevarían al hombre. Evidentemente, este hombre tiene el reloj biológico atrasado.

La llegada del tiempo otoñal en cierta forma ha contribuido a tranquilizar la cuestión de la demanda de agua y de allí que la ola de quejas, cortes de calles y publicaciones reclamando un buen servicio tal vez aminore, pero esto, en todo caso, sería también una cuestión estacional que adormece la ira vecinal pero que no significa de ninguna manera que haya soluciones de fondo a la cuestión del mal servicio o inexistente servicio según la zona.

Uno de los postulados constitucionales habla de la publicidad de los actos públicos y a la fecha el vecino desconoce si Aguas del Norte luego de la grave crisis de falta de líquido sufrida –y que se sufre- ha iniciado obras de envergadura para sanear la situación. ¿O harán la plancha –justamente en el agua- hasta que el próximo verano levante las temperaturas del clima y de los vecinos cuando otra vez padezcan de nuevo el mal servicio?

Un artilugio inteligente fue colocar el cobro del agua en la boleta del servicio de luz eléctrica ya que de esa manera el cobro es compulsivo y el vecino debe pagarlo, tenga o no agua, incluso cuando no la tiene y el aire de las cañerías le hace funcionar el medidor y se termina pagando por lo mismo que dicen los discursos de García Salado: aire.

En una provincia que pretende ser moderna el buen servicio de agua es fundamental. Hacer las cosas bien no es tan complicado en estas épocas donde basta ingresar a Google para ver cómo gestionan los servicios públicos en ciudades desarrolladas, copiar y pegar. Lo hacen los adolescentes. Obviamente que esto es una metáfora ya que ciertamente la realidad es mucho más compleja y está ligada a los presupuestos, luego, el buscador de Internet también ayuda a buscar y conectarse con entidades internacionales que brindan apoyo para estos casos. Es lo que se llama en el mundo burocrático administrativo “gestión”.

La modernización de las ciudades es un acto complejo que requiere no sólo una gestión activa, con una mentalidad moderna, sino que además de un equipo integrado, esto es, la empresa de servicios, gobierno, legisladores, intendentes, todos juntos encolumnados en una misma concepción de pensamiento para que dentro de algunas décadas los vecinos de ese entonces no miren hacia atrás, revisen los archivos y comprueben que su situación calamitosa de servicio proviene de un tiempo donde el funcionario que debía proveerlos de agua corriente les enviaba camiones y los ciudadanos debían hacer cola para llevar uno o dos baldes, todo eso en el mismo momento en que Miami Elon Musk ponía a funcionar una flotilla de remises sin chofer.

Esa es la distancia a la que estamos.

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