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Relato judicial

"Me amenazaron con matarme si no los ayudaba" dijo un testigo clave en el caso Sandra Palomo

Inicio la segunda sesión del juicio por el asesinato de Sandra Palomo en el que cuatro jóvenes estuvieron implicados en el robo y asesinato de la víctima

Segunda sesión del juicio
Se llamó a un testigo de la causa sobre la muerte de Sandra Palomo
Se llamó a un testigo de la causa sobre la muerte de Sandra Palomo

  SALTA (Redacción Voces Críticas). Se reanudó la audiencia contra Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, D.R.C Y H.E.C (menores al momento del hecho), por la muerte de Sandra Palomo. Se les imputa el delito de homicidio agravado por ensañamiento alevosía en perjuicio de Sandra Silvia Palomo (52).

 Respecto a L.N.C.V, el Juzgado de Garantías 8 dictó el sobreseimiento debido a que el sujeto tenía 15 años en el momento del hecho, lo que lo hace inimputable. Justamente él fue quien abrió la segunda sesión del juicio al presentarse en calidad de testigo.

 

En este sentido, el sujeto quiso declarar sin la presencia de los otros imputados y acompañado de su abogado, con quien explicó lo que sucedió el 31 de agosto de 2019 y los días previos al hecho. Respecto a ello, negó ser el autor material del delito y responsabilizó a H.E.C del hecho.

El testigo contó que dos días antes, H.E.C se comunicó con él a través de instagram en el que le dijo que debía “hacer algo que le habían encargado”. Luego, lo amenazó a él y su familia con matarlo si no lo ayudaba. Solo le dijo que vaya al supermercado VEA de Tres Cerritos.

 En ese sentido, L.N.C.V explicó que con H.E.C se conocieron a través de una amiga en común y el único medio por el que se comunicaban era por instagram, ya que nunca se dieron sus respectivos números.  Él salía a principalmente a fiestas o reuniones con sus amigos.

 Además, explicó que siempre tuvo un buen concepto de él hasta que vio como se agarró a las piñas en una pelea en patota junto con sus amigos en un boliche. Esto fue algo que le llamó mucho la atención.

 El hecho

 Después de llenarle de preocupación el mensaje de amenaza que recibió, el sujeto tomó el celular de su madre para ver si realmente el pedido del imputado era cierto: el sábado al mediodía recibió el mensaje de que lo estaba esperando en el lugar indicado.

 El entonces menor decidió ir y, al llegar, lo buscó en el estacionamiento sin éxito. Luego, se dirigió al subsuelo donde lo encontró a L.N.C.V, quien tenía una pistola de 9 milímetros y una navaja o faca. Aclaró por su parte que conoce de calibre de armas debido a que su tío es policía.

 

 Luego de ver esa escena, él se quiso ir pero que, H.E.C, quién estaba muy determinado a cometer el acto, le apuntó con el arma y le dijo que “si te vas, te mato a vos y a tu mamá, no me importa nada”.  Acto seguido, le comentó que “había que matar a una señora”.

A partir de ello, él se fue a una parte de la escalera y el ascensor donde debía vigilar. Momentos más tarde, bajó una camioneta Hilux gris al estacionamiento solo con la patente trasera, especificó el testigo.

 

 “Dame todo”, le dijo H.E.C a Sandra Palomo que se bajó del vehículo, quien era rubia, delgada y sin una estatura considerable. La mujer asustada le pidió que no le haga nada y le dios sus pertenencias. El imputado usó su  navaja y le ordenó que se coloque en el asiento del conductor donde empezó a apuñalarla, una de ellas en el cuello.

“La puso a la mujer en el asiento del acompañante, con la cabeza hacia abajo y unas bolsas de de mercadería de Carrefour encima de su regazo y una mochila, además de colocarle la campera que él había llevado”, contó el testigo.

 Un recorrido interminable

 Luego de esto, H.E.C lo obligó a que él conduzca por diferentes puntos de la ciudad mientras el se sentaba en la parte trasera. “Yo nunca había manejado un vehículo. Solo había sacado del garaje de mi mamá su auto. “No encontraba donde poner la llave.  Apreté el freno, puse un botón y se encendió”, comentó.

 L.N.C.V condujo entonces por avenida Reyes Católicos rumbo a El Huaico. A partir de ahí debió doblar en el camino de la rotonda que se dirige para la Universidad Católica, donde el imputado comentó que tenía por objetivo deshacerse del cuerpo.

 “Entramos por un camino de tierra a una casa sin portón, buscando que la casa tenga salida por detrás, pero al ver que no era así, volvimos a la ruta hacia El Huaico”, explicó. Fueron por la avenida Bolivia por el centro y luego hacia la terminal de ómnibus.  Allí cerca pasaron por la cárcel de Villa Las Rosas y se encontraron con un control de tránsito cerca de Solidaridad.

 El testigo continuó su relato y comentó que le pidió que haga una maniobra para evadir el control que lo hizo ir un trecho en contramano hasta salir a la ruta San Agustín y bordear una finca del lugar. Allí, la camioneta se quedó atascada por que el terreno estaba blando.

 En ese lugar, H.E.C habló a dos hombres para que le ayuden a sacar el vehículo del lugar, no sin antes ocultar el cadáver en la cajuela de la camioneta. El testigo comentó que la patente de atrás se había manchado por la sangre que goteaba desde la caja, hecho que lo llevó al supuesto asesino a tirarle tierra para disimular la evidencia.

 Luego de este hecho, los dos protagonistas del hecho se fueron a la casa de H.E.C, en el barrio 25 de Mayo, donde el dueño del lugar sacó ropa, escobillón y agua y comenzaron a limpiar el asiento del acompañante, mientras H.E.C se reía y grababa un video para subirlo a su estado de whatsapp.

Un empleado de Cable Express vio el agua y la sangre que corría pero no denunció ni hizo nada al respecto. A partir de entonces, el testigo manejó unas diez cuadras hasta la casa de D.R.C, otro imputado en la causa. En ese lugar se unieron Bonifacio y Caro, amigos de D.R.C.

L.N.V.C  aseguró haberse quedado dentro de la camioneta mientras los demás discutían acerca de donde dejarían el cuerpo de la mujer. Cuando se decidieron subieron todos al vehículo, H.E.C de acompañante, y D.R.C, Caro y Bonifacio atrás. 

 Luego de eso,  se fueron  a un descampado cercano al Río Arenal y, donde había un desnivel en el terreno dejaron el cuerpo. En ese sentido, D.R.C y H.E.C tomaron el cuerpo y lo bajaron en el lugar. El resto solo miraban y observaban. Ahí también arrojaron la campera con sangre, sus zapatillas y la mochila de la víctima.

 Al dejar el cuerpo, subieron de vuelta a la camioneta y fueron al barrio Don Emilio, donde se encontraba la casa de D.R.C. A partir de ahí, fueron a los estacionamientos de los edificios Juan Pablo II.  En ese lugar Caro le preguntó al testigo cuantos años tenía e información personal relacionada.

L.N.V.C explicó que H.E.C se quedó con las pertenencias de la víctima que los había encontrado en la camioneta de la misma. Luego, este y D.R.C le pidieron al testigo que los lleve a una fiesta en avenida Tavella, donde H.E.C le dijo que se deshaga de la camioneta con la amenaza de matarlo si no cumplía.

 El comienzo del final 

 A partir de entonces, él se quedó solo en la camioneta, la que dejaría estacionada cerca de la casa de su abuela, que está a la vuelta de la suya. Al otro día, cuando salió a comprar para almorzar vio a un policía custodiaba la camioneta de la víctima afuera.

 En la madrugada del lunes los efectivos dieron con él, quienes fueron a buscarlo a su casa. El testigo aseguró que nunca testificó haber matado a Sandra Palomo, ya que los policías lo instigaban a que se haga cargo y declarase que él había matado a la mujer.

En la segunda jornada del juicio que se lleva adelante, testificarán los familiares de la víctima y los policías que intervinieron en el caso de Sandra Palomo.

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