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POR FRANCO ALVARADO

Escándalo etílico en Vaqueros: No sólo destilan gasoil sino también violencia en el escenario

Escándalo etílico en Vaqueros: No sólo destilan gasoil sino también violencia en el escenario
viernes 17 de junio de 2022

SALTA (Redacción Voces Críticas) El consumado artista folclórico, Oscar Esperanza Palavecino, que gira artísticamente con el mote de “El Chaqueño”, perdió los estribos justo en un Homenaje al General Martín Miguel de Güemes y en un acto impropio de un artista de su talla defenestró la acción de los policías y terminó estrellando el micrófono contra el piso al grito de “¡No vuelvo más a Vaqueros!”. Lamentable todo, desde el supuesto “Homenaje” con una libación pública, la desorganización y esta muestra de intolerancia que otra vez pone a los salteños en los titulares de los diarios por un hecho vergonzoso.

Pero si de cuestiones telúricas hablamos, hay que repetir el viejo dicho criollo que “La culpa no es del chancho sino de quien le da de comer” y en este caso el porquerizo vendría siendo el intendente de Vaqueros, Daniel Moreno, cuya imagen se viene abajo como satélite viejo de tanto dar vueltas sin beneficio. Basta mirar las redes sociales donde los vecinos se manifestaron antes, durante y sobre todo después, en contra de este Festival que no le deja al pueblo ni a los vecinos ningún beneficio y sí mucho barullo, incomodidades para volver a los hogares, desorden y ahora también escándalo.

No es la primera vez que esta macro juntada termina mal en Vaqueros. La pandemia impuso un paréntesis que hace olvidar cuando la policía terminaba correteando asistentes que apedreaban vehículos y colectivos, cuando se hallaba el ingreso sembrado de jeringas y se patoteaban las casas de los vecinos. Con estos antecedentes es de preguntarse qué hacen los concejales que permiten que el pueblo se ponga a disposición de un privado para que llene sus bolsillos con un negocio que tal vez al municipio sólo le deje el pago de algún canon.

Cuenta también la parte del respeto a la fecha patria de que se trata, mientras el intendente Moreno se viste de duende de higuera, y hay que describirlo así porque un gaucho que tenga realmente respeto por la gesta del general Güemes jamás podría permitir que su nombre se utilice bajo el falso argumento de un “homenaje” para que se fomente el desmadre de alcohol y cumbia entreverada con folclore. Claro, de generar una política municipal para enseñar la vida y obra del Padre de la Patria ni una letra. Hay que suponer que nada se enseña de Güemes en Vaqueros con un intendente supuestamente gaucho, porque él mismo no conoce nada y debe ser que los asesores que tiene tampoco.

Si bien la actitud del Chaqueño Palavecino es inaceptable, también hay que pensar que Vaqueros no es la Serenata a Cafayate donde el hombre canta hasta el mediodía siguiente cuando todos están ya como cajón de uvas al sol y llenos de mosquitos. No se puede dejar a una estrella de su talla al final y tratar de bajarlo con sólo dos canciones entonadas. Pero mucho peor es haber permitido la organización de ese aquelarre que la policía suba al escenario a interrumpir su recital y bajarlo como si fuera un delincuente. Eso habla de que las autoridades municipales no tienen capacidad ni para organizar un té infantil con el payaso Badulaque.

Frente a esta vergüenza queda preguntarse sobre la seriedad de una administración municipal que ahora presume de tener su propia refinería de gasoil por la que habría pagado la suma de 2 millones de pesos y las fotos revelan que lo comprado se asemeja más a una batea de lavar la ropa y unos artefactos propios de lavadero de vehículos. Parece ser que la cocción del aceite quemado exhala un nauseabundo olor que se esparce por los aledaños a la intendencia provocando en los vecinos efectos alucinatorios al aspirar ese residuo. La policía estaría en alerta ante la posibilidad de una migración de marihuaneros que se instalarían en las veredas de la sede municipal para aspirar esa sustancia.

Algunos técnicos han escrito en las redes sociales de que el alambique comprado por Moreno podría andar con motores viejos porque los nuevos no resisten tal mezcla y que al final esos otros motores terminarán fundiéndose nomás. La versión oficial del municipio dice que se utilizará el fluido en las naves municipales de donde si el pronóstico de los que saben resulta verdadero, vayan los vaquereños preparándose a quedarse sin recolección de residuos, sin levantado de podas ni distribución de agua, aunque muchos ya tienen entrenamiento en esto de no tener el agua… ni cloacas, ni alarmas electrónicas.

Un razonamiento simple y sencillo basta para deducir que si la destilería de la “Moreno Oil Company” en Vaqueros funcionara, ya la tendría la OTAN y hasta el mismo Vladimir Putin habría solucionado el gran problema que tiene de combustible para sus tanques en Ucrania. Quizás no se han enterado todavía y no sea cosa que en cualquier momento el cielo vaquereño se pueble de helicópteros de donde se lancen comandos rusos para hacerse de tan extraordinario complejo petroquímico de bolsillo que podría cambiar el curso de la historia pospandémica de la humanidad.

Será quizás que Moreno tiene algún asesor que practica la alquimia medieval y como aquellos que buscaban convertir piedras en oro, en Vaqueros hay algún científico que convierte el aceite residual de las “milas” y las papas fritas en gasoil.

¿Qué será de Vaqueros ahora? Sin el Chaqueño Palavecino para otro “homenaje” al General Güemes y si la cuestión del gasoil no hace arrancar motores, ese hermoso pueblo de amables personas quizás corra el riesgo de convertirse en un páramo sin agua, sin cloacas, sin cables y sin chispa. Al fin de cuentas la diferencia no se notará.

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