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POR FRANCO ALVARADO

Aguas del Norte: una empresa que tiene pérdida con un presidente con el agua hasta el cuello

Reciben un global de aproximadamente 10.000 reclamos al mes....evidentemente a García Salado no le estaría subiendo el agua al tanque

Aguas del Norte: una empresa que tiene pérdida con un presidente con el agua hasta el cuello
miércoles 24 de agosto de 2022

SALTA (Por Franco Alvarado para Voces Críticas) Una paradoja existencial parece producirse en Aguas del Norte, empresa conducida desde hace casi tres años por Luis María García Salado y que todavía no encuentra el rumbo; de hecho, la nave que conduce “hace agua” mientras los vecinos destinatarios naturales de la gestión no la tienen.

Dicen que los ríos “vienen de lejos”, lo mismo que el deficiente servicio que presta Aguas del Norte a la ciudad de Salta, fundada en un sitio rodeado de agua por excelencia y sin embargo convertida en un páramo de cemento donde los cortes totales, los caños rotos que pierden agua y la poca presión son el sello de una gestión que a casi tres años en los sillones del directorio no ha podido hallar soluciones concretas.

Las empresas son siempre el resultado del índice intelectual de sus dirigentes y de la visión con que miran hacia el futuro. En Aguas del Norte este presupuesto básico del progreso no existe como lo han demostrado sus directivos que hasta la fecha jamás han planteado un proyecto visionario de desarrollo del sistema de agua. Bien es cierto de que el acueducto de La Caldera contribuye al mejoramiento de una zona que aunque ya inaugurada la planta en ese municipio todavía no funciona –con lo que se diría que fue una “inauguración a cuenta” (o a cuento)-, como empresa, Aguas del Norte continúa siendo un pantano.

Una visión empresaria de futuro en una empresa que presta servicio tan vital como es la distribución del agua requiere de pensar soluciones para tiempos más allá de la propia gestión, algo imposible en esa troupe de beneficiados con altos sueldos imposibles de conocer que conduce García Salado, que hasta el presente únicamente han mirado al pasado buscando a quién echarle la culpa de los problemas que tienen, por la mala gestión y el defalco ralizado en la gesitón anterior, pero que –insistimos- a casi tres años no sólo no han podido solucionar, sino que los han agravado.

Esto ocurre no solo porque los funcionarios actuantes no tienen preparación en las modernas técnicas de conducción empresarial en materia de servicios públicos, sino porque se trata de personajes reciclados desde los tiempos en que se lavaba la ropa en el río, para decir del pensamiento anquilosado y antiguo con que conducen a esa empresa.

Las pruebas al canto, ha ocurrido en no pocas oportunidades que ante el reclamo de un vecino la cuadrilla de Aguas del Norte les ha dejado la calle como guaridas de topos de todos los agujeros que practicaron para encontrar la pérdida, con el agravante del tiempo sobreviniente en que esa calle quedara destrozada, cuando no cometieran la ligereza –por decirlo educadamente- de romper una calle que la Municipalidad había reparado recientemente.

Este último ejemplo nos conduce a señalar otra falencia de Aguas del Norte, como es la de decidir al modo de “¡Rompé Pepe aquí”!, aquel famoso personaje, sin trabajar en coordinación con el municipio. Esa política de imperativos emocionales pareciera de los directivos de Aguas del Norte produce sólo más retraso y aumenta los gastos del presupuesto comunal, obviamente.

Así es como los reclamos de los vecinos se acumulan a diario en las oficinas de la empresa que demuestra que tampoco tiene capacidad para atenderlos como su mismo presidente, García Salado, reconociera, ya que sólo podrían satisfacerse alrededor de un casi 30% de todos los que se reciben a diario.

Otra paradoja de Aguas del Norte es que siendo una empresa que trabaja con el líquido más cristalino de la naturaleza, sin embargo, los procedimientos de sus directivos son bastantes oscuros, ya que en el caso de los reclamos, García Salado, informó en su momento al Senado provincial que recibían un global de aproximadamente 10.000 reclamos al mes, lo que daba entonces una media de 330 diarios. Evidentemente a García Salado no le estaría subiendo el agua al tanque porque según estimaciones de organismos privados publicadas en el Portal “Página 12”, los reclamos de servicios a principios del año 2022 sumarían unos 42.000, por lo que la media diaria sería en realidad de 1.400.

Así, en materia de reclamos, Aguas del Norte, muestra el lado sádico de sus directivos poniendo a disposición del usuario un «Servicio de Atención al Cliente» que sólo conforma a los desesperados que llaman con un aséptico: «Hemos tomado nota de su caso y generamos el siguiente número de reclamo» ¡Pero sin ninguna solución! Así, el contribuyente termina empapelado de «números de reclamos».

Si exhumamos a Shakespeare cuando decía que “Tiene más cabellos que talentos y más defectos que cabellos”, la situación se plantea tanto más grave cuanto que García Salado de suyo tiene pocos cabellos y según el gran dramaturgo mayores defectos, entre ellos el de la soberbia de pensar que es un funcionario estrella cuando es el único salteño que tiene literalmente “el agua hasta el cuello”.

Suele decirse que lo tesoros más difíciles de hallar son aquellos que yacen en el fondo del mar, de la misma manera en Aguas del Norte se guardan en el fondo como tesoros insondables los sueldos de los directivos que pagan todos los vecinos y por lo tanto han de ser públicos. Pero García Salado en reiteradas oportunidades ha hecho uso de todo artilugio legal para no dar a conocer sueldos y gastos, siendo que la empresa Aguas del Norte es en un 90% propiedad del Estado. Debe saber García Salado que no conduce Techint, sino que es un simple y vulgar funcionario… que no funciona, como tampoco la empresa que dirige.

Si los funcionarios se deben a quien los ha designado, en el caso de Luis María García Salado, el gobernador, Gustavo Sáenz, deben entonces ajustar sus procedimientos en orden a la protección de esa imagen, porque puestos en el terreno los funcionarios son como los antiguos escuderos y entonces habría que preguntarse ¿Cuánto duraría la vida del gobernador Gustavo Sáenz con un escudero como éste?

Tampoco se trata de pedirle a García Salado actos de arrojo como los que seguramente tuvo cuando era guardaespaldas personal del ex general, Antonio Bussi, durante la Dictadura, pero que al menos intentara ser un buen funcionario, diligente y progresista para que los ciudadanos de esta “Noble y Leal Ciudad de Salta” puedan siquiera darse el lujo asiático de abrir sus canillas y que se vierta el agua… en lo posible, potable.-

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