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Violencia policial

Orán: siguen las denuncias por violencia policial a los guardiacárceles de la Alcaidía n° 3

A los relatos ya conocidos, se sumaron nuevos testimonios que advierten la gravedad de la situación en el lugar

Orán: siguen las denuncias por violencia policial a los guardiacárceles de la Alcaidía n° 3

Salta - (Redacción Voces Críticas) Las denuncias de abuso policial en la Alcaidía N° 3 de Orán siguen sumando acusaciones. Si bien la más alarmante tiene que ver con una requisa vaginal a la que fue sometida una niña de 12 años, más internos aprovecharon para agregar sus relatos.

La denuncia formal fue hecha por el abogado Hernán Mascietti, quien recibió una carta por parte de los internos y los familiares donde relataban los casos de abuso y violencia que les tocó vivir en el lugar, acusando así al personal del Servicio Penitenciario Provincial. En ese marco, el defensor de las víctimas decidió que en las próximas horas presentará un hábeas corpus para los presos.

Los dos relatos que ya se conocían tenian que ver con un detenido con leishmaniasis, a quien no le están brindando atención médica, lo que constituye un grave hecho de abandono de persona. Además, ese mismo interno relató que, a sabiendas de que tiene clavos en uno de sus brazos producto de una quebradura interior, los guardias suelen patearlo en la zona.

La otra denuncia conocida consta de un interno que acusó a un cabo de obligarlo a hacer lagartijas mientras recibía golpes en el estómago. Este mismo hombre fue quien relató la rutina con la cual los guardias amedrentan a los presos: los levantan a las 5 y les pegan en la cabeza y, mientras van al baño, les insultan.

Uno de los relatos que se suma tiene que ver con lo que pudo testimoniar un familiar, quien indicó que todos los internos del pabellón A, reciben a diario cachetadas en la cabeza, empujones e insultos. Esta situación se hace usualmente al entrar y salir de las requisas diarias y cuando utilizan el baño.

Otros familiares indicaron haber visto moretones en el brazo y en el torso de uno de los detenidos. Este último damnificado también pudo advertir los nombres de los agresores: se trata del oficial Ikim, los sargentos González, Wualancay y López, los cabos Fernández, Verón y Garnica, y el agente Gómez.

Otro de los puntos de cuestionamiento sobre las situaciones de abuso policial tienen que ver con la condiciones en la cual los presos habitan: baños y celdas sucias, falta de colchas, colchones y varillas en las camas. Esta condición de las celdas obliga a los internos a dormir parados, una forma explícita de tortura.

Además, se explicitó la falta de comida, y que incluso restringen que los familiares ingresen alimentos, y el hacinamiento de las celdas: en algunas llega a haber hasta 14 internos juntos. Tampoco tienen permitido hacer los llamados telefónicos que tienen garantizados por ley.

El documento final, que le fue presentado a Mascietti con la firma de los internos y que está dirigido al fiscal Gustavo Ramiro Morizzio, puntualmente apunta a la denuncia por el abuso de autoridad. En el escrito, además, se relatan otras situaciones: por ejemplo, es común que los presos sufran lesiones a partir de golpes con un cable de cobre por parte de los guardias.

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