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Banco Macro: la odisea de un parroquiano en la “Casa que enloquece”

El Banco que juega con el tiempo y la salud mental de sus clientes cautivos

Cajero Banco Macro
jueves 24 de noviembre de 2022

SALTA (POR ERNESTO BISCEGLIA PARA VOCES CRÍTICAS)

Salta es una aldea con aspiraciones modernas pero que no puede superar su trauma de villorrio medieval. Inclusos algunas de las instituciones que supuestamente brindan servicios en este Macondo del norte y que presumen de manejar tecnología avanzada, en realidad, todavía funcionan con mecanismos a carbón.

La vida transcurría lenta y aburrida como suele ocurrir en las aldeas, en una Salta cubierta por una densa nube de humo que desorienta al desprevenido que no sabe si son incendios o promesas de campaña política.

En esos menesteres andaba uno cuando decide ir por algunos billetes al cajero del Banco Macro ubicado en el ingreso de la UNSa. Allí estaba el cajero engañando con su presencia de máquina al servicio del cliente cuando en realidad se trataba de un cazabobo con sus fauces listas para engullirse la tarjeta de débito del aldeano desprevenido. Ningún cartel advertía al incauto que el cajero estaba fuera de servicio ya que la pantalla ejecutaba los movimientos propios de algo que “funciona normal”. ¡Y allí fui cuando de pronto la pantalla devolvió una inscripción terrible: “Error de datos, tarjeta detenida. Vaya a quejarse a la…”!

Desesperado uno, consulta al empleado del Banco Macro inmediato a la bestia que masticaba mi tarjeta, y el amable joven dice: “¡Ah, sí, le comió la tarjeta, tiene que ir dentro de una semana a la sucursal de Macro de la Avenida Paraguay (al lado del Centro Cívico Municipal) y retira allí!”. Muy cordial me extiende un papel con la dirección.

Uno que es desconfiado, asiste al día siguiente a la Casa Central del Macro y explica su problema y allí nomás le dicen que nada saben de la tarjeta pero “haga la cola allí y saque un papelito con un código y puede sacar dinero sin tarjeta”. Uno contento se come la cola y efectivamente, el papelito tiene dos códigos. Luego de visitar un par de cajeros porque no en todos está la función habilitada, logro extraer una parte. Cuando ingreso el siguiente código, el cajero dice: “Ha excedido su retiro diario ¡Retírese!”. O sea, sin tarjeta y con unos pesos apenas.

Con paciencia de oriental aguardo la semana de penitencia y concurro a la sucursal de la Avenida Paraguay donde procedo a sacar el número y aguardar casi una hora para que me digan que “Aquí no sabemos nada de esa tarjeta. Si se la quedó el cajero, tiene ir a la Casa Central” ¡Pero si de allí me mandan!

Vuelta el hombre a la Casa Central del Banco Macro, donde tras hacer la cola para sacar el ticket y luego la espera para el cajero, soy informado de que “No tenemos ninguna tarjeta a su nombre”. Allí comienzo a preguntar cómo es posible que la tarjeta de un cliente, retenida por un cajero de ellos, nadie sepa de su destino. La empleada muy amablemente me dice: “Lo voy a derivar al segundo piso”. Y allá fui al segundo piso practicando algo de cardio.


Otra vez la espera hasta que soy llamado y explico por enésima vez mi problema y me responden: “Aquí no hay nada de su tarjeta. Le conviene generar una nueva.” Trato de explicar que viajo a la mañana siguiente pero con rostro pétreo la empleada me dice: “Demora siete días hábiles” Me explica incluso qué son días hábiles porque parece que tengo cara de cinco años.

-“Pero yo viajo mañana…” ¡Nada! ¡Siete días hábiles!

Necesitado el efectivo para viajar explico la situación y me mandan a hacer la cola para sacar un número para extraer por caja. Explico que no tengo el monto mínimo que exigen para darle a uno dinero por caja. “No va a tener problemas”…

Uno confiado, se come la espera… ¡”S29”! grita alguien desde el anonimato mientras la pantalla titila el “S29” que a esa altura comienzo a pensar que es “S” de “Salame”.

Explico nuevamente la situación y tras unos minutos de consultas en la máquina me dicen: “No le podemos dar menos de ….”! Trato de explicar que me faltan $ 1400 para ese monto pero que yo no quiero tanto, sino que viajo y me dijeron que no iba a tener problemas y…”

Y la cajera me dice “Usted no denunció que no tiene tarjeta”. ¡Cómo que no denuncié si vengo del segundo piso y…”

- “Aquí no figura que estuvo en el segundo piso. Lo voy a derivar al segundo piso para que…”

En ese punto mi paciencia provincia estalla, manoteo mi DNI gastado ya de pasar por tantas ventanillas y le digo que ni pienso volver al segundo piso, mientras el guardia me ve salir ofuscado y me pregunta: “¿Algún problema señor?” Una cargada obviamente a esa altura.

Le respondo que voy en busca del primer directivo que encuentre para arrojarlo desde el segundo piso. El hombre sonríe, piensa que es una broma… pobre. Es un guardia…

Aquí estoy en mi destino, sin mi tarjeta de débito, sin poder pagar los servicios ni hacer ninguna transferencia hasta dentro de SIETE DÍAS HÁBILES en que quizás pueda retirar mi NUEVA tarjeta. Siete días hábiles, o sea, no se cuentan los sábados ni domingos ni feriados. Siete días hábiles!!

Tampoco puedo sacar dinero de MI CUENTA. O sea, MI dinero,
Salgo del Banco Macro sin subir al segundo piso para evitar la tentación de arrojar a un directivo y ser detenido porque viajo mañana. Paso frente a la puerta donde leo: “Pensá en Macro”.

Y si…, me voy pensando en Macro… “Macro y la …

Siglo XXI, el Banco Macro que nos maneja la plata a todos no sabe dónde está una tarjeta de ellos que se tragó un cajero al que no tuvieron la delicadeza de ponerle un cartelito aunque sea escrito a fibrón y pegado con cinta: “Fuera de servicio”.-

 

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