La reina Sofía y su inexorable fidelidad: el importante hombre que rechazó por culpa de Juan Carlos I

La reina Sofía y Juan Carlos I mantienen uno de los matrimonios más extraños y polémicos de la familia real de España. Pese a que aún están casados, no viven juntos -el emérito fue expulsado de España hace tres años y su esposa permaneció en Zarzuela- no comparten casi ningún momento a solas y, de hecho, el padre del rey Felipe VI mantiene innumerables relaciones prohibidas con otras mujeres.

Pese a los constantes engaños de Juan Carlos I, la reina Sofía se mantuvo leal al juramento que hizo ante Dios, cuando se unió en matrimonio con el padre de sus tres hijos. Lo llamativo es que a la histórica monarca no le han faltado pretendientes, que en varias ocasiones se han mostrado cautivados por la belleza de la reina. Uno de ellos es Enrique de la Mata Gorostizaga, que hizo un comentario inconfesable respecto a lo que sentía por la esposa del rey emérito.



Además de halagar la belleza física de Sofía de Grecia, el ex presidente de la Cruz Roja Intencional, Enrique, dijo estar muy enamorado de la monarca española, quien siempre se mantuvo fiel a Juan Carlos I. Según Pilar Eyre y Jaime Peñafiel, testigos claves en la vida de la emérita, el plebeyo se deshacía en elogios hacia su amor platónico, pero ella no le prestaba ninguna importancia debido a que no sentía lo mismo por él. Informa Voces Críticas

Por quien sí estuvo dispuesta a dejar a Juan Carlos I fue por Harald de Noruega, pero él jamás correspondió el amor de la reina Sofía debido a que estaba enamorado de otra mujer. A su vez, en la vida de la monarca existieron otros hombres importantes como Georges Mustaki, un músico al que ella iba a ver acompañada de Irene de Grecia; Carlos Ferrer Salat, un reconocido tenista que creó el premio Reina Sofía de Composición Musical para demostrarle su amor y otros que han quedado en el anonimato.



De todas formas, la reina Sofía jamás superó los límites que Juan Carlos I excedió casi desde el principio de su relación. La madre de Felipe VI se mantuvo fiel a su esposo y siempre dispuesta a soportar sus humillaciones. La única vez que decidió abandonarlo, fue cuando aún era muy joven y descubrió la primera infidelidad, pero su madre la convenció de no hacerlo y de continuar su vida al lado del emérito pero sin prestarle demasiada importancia a sus actos imperdonables.