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La reina Isabel II y su gran generosidad: este fue el costoso regalo que le hizo a dos de sus nietas

A la líder de la corona británica le gustaba demostrar su cariño a través de ostentosos obsequios

La reina Isabel II y su gran generosidad: este fue el costoso regalo que le hizo a dos de sus nietas

Además de ser una de las representantes monárquicas más importantes del siglo, la reina Isabel II fue una abuela muy comprometida y cariñosa. Pese a que sus hijos no lograron obtener la atención de su madre -dado que sus responsabilidades dentro de la familia real se lo impedían- sus nietos sí pudieron disfrutar de la difunta monarca. Recientemente, se reveló el generoso obsequio que le otorgó a dos de sus nietas para demostrarle cuánto las amaba.

En 1997, cuando las princesas Beatriz y Eugenia aún eran muy pequeñas, la reina Isabel II les obsequió una importante propiedad en Surrey, llamada Birch Hall. Se trataba de una lujosa mansión que contaba con siete habitaciones y un gran parque, que la monarca británica consideró un excelente lugar para que sus nietas disfrutaran.



Sin embargo, los planes de la reina Isabel II se vieron interrumpidos por Sarah Ferguson, madre de las pequeñas princesas, quien no permitió que sus hijas recibieran este costoso regalo. Según explicaron los expertos, la esposa del príncipe Andrés sentía un gran temor por no poder costear el mantenimiento de una residencia tan grande, por eso prefirió no mudarse y rechazar el obsequio de su suegra. Informa Voces Críticas

En cuanto a las princesas Beatriz y Eugenia, tampoco ocuparon dicha propiedad cuando cumplieron la mayoría de edad, por lo que la familia real decidió venderla en más de cuatro millones de libras, en el año 2016. Lo lamentable de esta historia es que la reina Isabel II había comprado esta imponente propiedad exclusivamente para ser usada por sus nietas, pero sus deseos no pudieron cumplirse.



Según explicó la prensa británica, la reina Isabel II escogió esta vivienda debido a que era una de las más valiosas de Surrey. Contaba con habitaciones muy lujosas, techos altos y grandes ventanales. Sin embargo, Sarah Ferguson consideró que su mantenimiento excedía los ingresos familiares y desistió de la idea. Pese a eso, la gran mansión estuvo en manos de la monarquía por casi 20 años, aunque nadie le dio ningún tipo de uso.

Esa no fue la única ocasión en la que la reina Isabel II se mostró generosa con sus nietos. Cuando el príncipe Guillermo contrajo matrimonio con Kate Middleton, la difunta monarca les obsequió Amner Hall, una hermosa propiedad que ocuparon los príncipes de Gales durante sus primeros años de matrimonio y donde criaron al príncipe George y a la princesa Charlotte en sus primeros años de vida.

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