GOLPE DE ESTADO DE 1930
6 de septiembre: cuando la felonía del salteño "Von Pepe" Uriburu derrocó a Don Hipólito Yrigoyen
Por Ernesto Bisceglia. Quizás en esta fecha infausta deba hallarse el origen de todos los males de la democracia argentina. Porque aquella era una democracia en capullo si se quiere, con apenas algo más de una década de estrenada, cuando en 1916, Don Hipólito Yrigoyen llegara a la presidencia de la Nación en las primeras elecciones limpias representando al primer partido nacional, popular (no populista) y revolucionario: la Unión Cívica Radical.
Las reformas sociales de Yrigoyen representaban un duro golpe a los intereses de la oligarquía decimonónica que siempre tuvo recelo de las mayorías populares, porque al fin de cuentas, desde 1810, el poder estuvo siempre concentrado en pocas manos. Las mismas manos.
El poder en la Argentina era un bien de familia hereditario. Y en feudos como Salta continúa siendo así.
El país nació como producto de una conspiración que la historia llamó "Revolución de Mayo" pero que en el fondo se trató del primer golpe de Estado contra un gobierno legalmente constituido como era el régimen virreinal.
En aquella conspiración formaron parte las tres grandes corporaciones que dominaban la escena de entonces: Los hacendados (hoy sería el capital internacional); los curas (el bajo clero porque el alto clero estaba juramentado al Rey, como lo expresa el discurso del Obispo Lúe en el Cabildo Abierto) y los militares, porque hasta que Cornelio Saavedra no puso a los Patricios en la calle no hubo 25 de Mayo. De hecho, él fue el primer presidente.
Esas manos se pueden observar detrás de cada proceso argentino y por supuesto, estuvieron detrás de la caída de Yrigoyen que había dictado un cambio de rumbo en el país que afectaba a los intereses de esos grupos como la creación de la Marina Mercante Nacional, el impulso de una política de expansión y fortalecimiento de los ferrocarriles estatales, y el enfrentamiento con las poderosas empresas ferroviarias extranjeras al vetar la ley de formación de una empresa de ferrocarriles mixta, sancionada por la oposición.
El gobierno de Yrigoyen fue el primero en establecer una lìnea nacionalista en el convencimiento de que el paìs debìa manejar su propia moneda y su crèdito. Debìa tambièn tener el control de sus transportes y de sus redes de energía y explotación petrolera.
Para lograr estos objetivos proyectó un Banco Central estatal para nacionalizar el comercio exterior y manejar las exportadoras de cereales, fundó YPF , pero tal vez una de las medidas que más afectó a la corporación oligárquica fuera el intento de contener el expansionismo de los grandes grupos económicos extranjeros que dominaban la economía del país.
Durante el gobierno de Don Hipólito Yrigoyen se fortaleció el sistema educativo promoviendo el uso del guardapolvo blanco "para que todos los niños sean iguales", y se logró ese hito académico que fue la Reforma Universitaria de 1918 con sede en Córdoba que logró que los hijos de los obreros y peones pudieran llegar a la universidad.
En resumen, aquellas corporaciones que venían manejando el país desde 1810 pusieron en marcha otra vez los mecanismos conspirativos apoyados por una prensa pagada que limaba la figura de Yrigoyen y convencieron a un individuo deleznable como el general José Félix Uriburu que se prestó a encabezar la traición a su juramento de defender la Constitución Nacional y en un paseo con 120 cadetes del Colegio Militar, con tan solo un muerto por un disparo en el Congreso Nacional, desalojó a Yrigoyen.
El líder radical fue demonizado, arrastrado por la propaganda infame, su casa saqueada, pero no pudieron acusarlo de ningún delito, simplemente porque no los había cometido.
El 6 de Setiembre de 1930, quedará para la historia como un día luctuoso para la democracia argentina, cuando un infame militar representando a la oligarquía vendepatria estableciera para los próximos cien años un modo de hacerse con el poder cada vez que el Pueblo argentino intentara decidir su destino mediante el sufragio.
De lo sucedido en aquella fecha, sin duda, que se devienen muchos de los males que hoy agobian a los argentinos.