En el Valle Calchaquí: San Carlos celebra hoy su Fiesta Patronal

El pueblo de San Carlos discurre su vida en un enclave situado en pleno Valle Calchaquí, levantando sus viejas casonas de adobe y ladrillo cocido con sus calles que atesoran un pasado de historia, mitos y leyendas que hablan de recuerdos ancestrales.

Es la localidad con más historia por ser una de las más antiguas ciudades de la provincia y pudo ser quizás la capital de Salta ya que allí hacia 1559, Juan Núñez del Prado fundó El Barco II pero que no prosperó. Luego en 1577, Juan Pérez de Zurita fundó la ciudad de Córdoba del Calchaquí y hacia 1630, Gonzalo de Abreu y Figueroa decide la fundación de San Clemente de la Nueva Sevilla. Ninguna pudo sostenerse en el tiempo a causa de los ataques de los naturales sino hasta la llegada de los hijos de San Ignacio de Loyola, los jesuitas, que instalaron una misión en torno a la cual se desarrolló la ciudad que ha llegado hasta nuestros días: los padres jesuitas pusieron aquella fundación bajo la advocación de San Carlos Borromeo, nombre que se ha conservado hasta la actualidad.

Durante su más que centenaria historia, San Carlos, siempre fue protagonista en todos los procesos que se sucedieron hasta la época de la Independencia inclusive. Apenas días antes de la Batalla de Salta, en 1813, el general Pío Tristán, saqueó y destruyó todo el pueblo. Tristán, como se sabe, caería derrotado por el general Manuel Belgrano el 20 de Febrero de ese mismo año.

Fue lugar de paso de los ejércitos que marchaban hacia el Alto Perú y en 1817, en este sitio se aprovisionó de mulas y caballos el general Gregorio Aráoz de Lamadrid

San Carlos fue conocido también como "La Villa de los 5 nombres", justamente por la sucesión de fundaciones que se dieron entre 1551 y 1641, lo cual le otorgó fama de "tesoro de la resistencia" de los diaguitas calchaquíes que luchaban contra la dominación hispánica.

En la plaza central se destaca su iglesia que lleva el nombre del Santo patrono, San Carlos Borromeo y está considerada como uno de los templos más hermosos y más grandes de Salta. El inicio de su construcción data del año 1801.

La religiosidad de su gente constituye parte integrante de la esencia e identidad del sancarleño -tal su patronímico-, y conserva tradiciones como la Quema del Judas que consiste en la incineración de muñecos gigantes que se encienden en la noche del Viernes Santo.

Hacia el mes de febrero, el Carnaval se manifiesta con el Desentierro, momento en que lugareños y visitantes se mezclan en alegres juegos de agua, harina y papel picado; por supuesto, con los famosos topamientos de comadres, además de espectáculos de destreza gaucha y los tradicionales bailes populares.

El visitante de San Carlos puede optar también por otras actividades como la visita al Museo Jallpha Calchaquí, ubicado en una esquina que conserva la típica arquitectura doméstica popular. En su interior se halla el Museo Antropológico e Histórico y el Centro Cultural San Carlos.

Una de las riquezas más notables que tiene el lugar son sus artesanos que transforman la materia prima en bellezas de plata, en ponchos y tapices muy cotizados de gran factura y por supuesto, sus vinos elaborados de manera artesanal, destacándose el mítico "vino patero" por la forma artesanal de su elaboración.

La Fiesta Patronal

Como todos los pueblos del Valle Calchaquí, en San Carlos, se vivencia esa espiritualidad que se manifiesta en la llegada de peregrinos que se derraman sobre el templo convergiendo desde todas las latitudes.

Allí llegan, variopintos en sus vestimentas, cargando su santo y acompañados por la monótona letanía musical del Misachico.

Cada 4 de noviembre se renueva ese espectáculo vivencial y maravilloso que culmina luego de la novena con la solemne Procesión donde los pobladores llevan en andas a su Santo Patrono, San Carlos Borromeo mientras las campañas echan al vuelo sus tañidos y las sirenas otorgan un marco sobrecogedor.

Llegan desde San Lucas, San Rafael o Payogastilla, mientras en el trayecto los vecinos colaboran con vituallas para los caminantes, es el espectáculo de fe más sincero y noble, aquel de los caminantes que bajan desde sus latitudes para honrar con filial devoción a su Santo Patrono.

El momento más tocante es sin duda la Serenata a San Carlos Borromeo que se desarrolla en el atrio de la iglesia, momento en que el folclore más auténtico se hace presente en las danzas, el folclore, siendo un capítulo aparte los copleros, todo en un marco de fervorosa alegría popular.