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ELLOS DOS JUNTOS
La increíble historia de amor entre Diego Maradona y Claudia Villafañe, contado por el Diez
Un extracto de su biografía publicada en vida
La historia de Diego Maradona y Claudia Villafañe es probablemente la más conocida en Argentina, no así sus comienzos. Cuando el astro, en una de las internaciones en el exterior para recuperarse, escribió su biografía Yo soy Diego editada por la empresa Planeta a comienzos de siglo, esta anécdota no podía faltar.
El ex delantero de Boca se había mudado hacía poco a la casa que habitó por años en la calle Argerich. Todos sus hermanos y ambos padres vivían en la parte de atrás de la casa, mientras que adelante vivía la familia de Claudia. Los dos sintieron el flechazo por el otro casi de inmediato pero faltaba para que el amor surgiera definitivamente.
Amor puro
Cuando Diego Maradona salía de su casa para entrenar, Claudia Villafañe lo espiaba y él se daba cuenta pero ninguno se animaba a acercarse al otro. En esa época, él no estaba ni cerca de ser el extrovertido en que se convirtió años después. Esto fue en el año 76, antes del cumpleaños del deportista pero en el mismo mes.
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Después de ocho meses, el ex Napoli se animó a entablar una charla. El primer contacto directo llegó por un baile que se armaba cada sábado en el club del barrio, en medio de la cancha de papi fútbol. El lugar se llamaba Social y Deportivo Parque y cuando entró esa noche, rápidamente distinguió a su vecina junto a las amigas de la secundaria.
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Desde aquel 28 de junio del 77, recordó exacto y sin dudar el ex dt de la Selección, nunca se alejaron hasta su mediática separación. Pelusa llegó al club en su Fiat 125 rojo y fue Roberto Carlos con su lento ‘Yo te propongo’ que dio inicio a la historia.
En aquel entonces, a principios del 2000, el Diez argentino hablaba de ellos dos como dupla y se describe como una persona que no sabía vivir sin Claudia. El lento llegó antes de poder cruzar las palabras que la vergüenza no le permitiría decir. Sin dudas esta mujer fue quien más sufrió al Diegote y quien más lo ayudó también. Todos sus amigos coinciden en que si no fuera por la mamá de Dalma, el jugador hubiera sido llorado hace veinte años como ahora.
