Escándalo por las donaciones para los wichís: allanaron la casa de la familia Díaz en Tartagal

SALTA (Redacción VOCES CRÍTICAS).- La localidad salteña de Tartagal fue testigo este domingo a primera hora del allanamiento que ordenó el Fiscal Penal de Turno en la casa que comparten la concejal Paola Díaz y la Defensora Oficial Civil Rosa Díaz luego de la denuncia por la utilización electoral de las donaciones que tenían como destino la comunidad wichí.  

En el marco del operativo que se llevó a cabo en Tartagal por orden de la Justicia y con la colaboración de la Policía de Salta, se secuestraron importantes elementos para la causa que involucra a las dos funcionarias públicas. En la vivienda, además, se encontraron acopiadas las donaciones que se habían realizado para colaborar con la comunidad aborigen. 

La denuncia pública acerca de esta situación la había hecho una hermana mayor de ambas funcionarias, a quienes acusó de vender y de utilizar electoralmente las donaciones que llegaban para las comunidades wichí que viven en el Norte Provincial. Luego del procedimiento efectuado en Tartagal, el personal policial se encuentra a cargo de la mercadería y otras donaciones secuestradas.

Problemas familiares

Según la denuncia, las hermanas Díaz aprovechaban su condición de funcionarias públicas para conseguir donaciones de distintos gobiernos y organizaciones nacionales e internacionales sin fines de lucro. Si bien alegaban que serían intermediarias entre las personas necesitadas y aquellos dispuestos a colaborar, la realidad era que las donaciones no llegaban a destino sin obtener un favor a cambio, como por ejemplo la lealtad en cuestiones políticas y/o electorales para seguir cimentando su poder en Tartagal. 

La mujer que denunció a sus hermanas, rompió el silencio y a través de medios de comunicación de Salta contó que la ayuda material provenía de las fundaciones que poseen los clubes River Plate y Boca Juniors, además de la reconocida Fundación Noble y otras más de Santa Fe, Tucumán y de Salta Capital. Entre la mercadería secuestrada hay desde agua, leche y alimentos no perecederos hasta ropa usada y otras prendas nuevas. Se estima que la mercadería alcanzaba para llenar un total de siete camiones.