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RECLAMO

"¿Para qué ponen unidades que no sirven?" Salteña no podía abordar el colectivo

Una salteña denunció un hecho que vivió durante el fin de semana

"¿Para qué ponen unidades que no sirven?" Salteña no podía abordar el colectivo

SALTA (Redacción Voces Críticas) Una salteña sumó una nueva queja al servicio de transportes de Saeta. Durante el fin de semana vivió una situación que la dejó indignada, mientras se disponía a abordar el colectivo de la línea 5A, en la parada ubicada en Pedernera y Entre Ríos, en comañía de su pareja. 

A eso de las 19.30 hs, la mujer esperaba el autobus en compañía de su pareja. El chofer del interno 5105 se detuvo en la parada correspondiente, pero al momento de subir es cuando la situación se complicó puesto que la mujer utiliza silla de ruedas y, por ende, necesitaba emplear la rampa dispuesta en las unidades. 

Sin embargo, la rampa se encontraba averiada. “Cuando viene el colectivo interno 5105,  el chófer un pasajero más, tuvieron que ayudarme a subir la silla de ruedas, porque resulta que a las unidades nuevas no les anda la rampa”, comentó con enojo la salteña. Repudio las nuevas unidades incorporadas, las cuales estarían “adaptadas”.

“¿Para qué ponen unidades que no sirven? Solo para decir que agregaron unidades adaptadas. Dan vergüenza”, manifestó la mujer en redes sociales. La queja rápidamente se hizo viral, frente a una problemática que no debería suceder. Cabe destacar que la empresa Saeta habría incorporado nuevas unidades de colectivo especializadas para personas en silla de ruedas. 

“Vergüenza tendrían que tener”, reiteró la denunciante. La empresa de transporte cuenta con varias denuncias y quejas a su nombre. Las más comunes son sobre accidentes viales o la conducta de los choferes al transitar.

Días previos, una salteña compartió un incidente de abuso por parte de un conductor. Con el fin de cumplir el horario impuesto por la empresa, iba a gran velocidad y sin tener consideración por el tumulto de pasajeros. Tras varias quejas, frenó a un costado y les abrió la puerta para que se bajaran los que quisieran. Como él debía cumplir órdenes, no podía darse el lujo de aminorar el ritmo.

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